Luis Joel Pérez Rodríguez, presidente de Casa Pepiniana de la Cultura nos contó la historia de las tradicionales fiestas de la hamaca en San Sebastián quienes reciben todos los años cientos de turistas para presenciar esta hermosa tradición.
“Esto comienza desde el 1980 cuando un grupo de pepinianos se unieron formando un comité llamado pro-fomento y defensa de la cultura puertorriqueña. Comenzaron a establecer unas ideas que llegan al primer festival de la hamaca en el 1981. Se hizo en la cancha Luis Muñoz Marín en el pueblo y se citaron artesanos pepinianos. Eventualmente el festival coge auge, se invitan artesanos de la región y empieza a exceder la cantidad de personas; por lo que lo pasan a la plaza pública y de una carpa, se ha transformado en un gran festival.”
Este evento se puede encontrar elaboración de hamacas tejidas a mano en base a cordón o fibra de maguey. “Ya la de fibra no se está haciendo últimamente porque poco a poco las personas que las confeccionaban ya han fallecido y los que quedan pues realmente se tarda. El trabajo es bien complicado y están haciendo pocas.”
Actualmente San Sebastián solo cuenta entre 8 a 10 personas que se dedican hacer hamacas. “Antes había muchísimos más y casi todos venían del barrio Roble de San Sebastián. Eran 15 familias y se fue fomentando la cultura y tradición entre ellos; pero ya ha mermado bastante.” Parte de mantener la tradición del festival es para fomentar a las nuevas generaciones a convertirse en futuros hamaqueros. “Nuestro pueblo se le conoce como la cuna de la hamaca y por eso tenemos varias personas que nos están ayudando con clases y talleres en el museo de la hamaca. La razón es definitivamente conservar esta tradición. No queremos que desaparezca,” destacó.
El festival de la hamaca es uno de los más concurridos de la región, más allá del festival de la novilla. “Tenemos música típica, una gran cantidad de quioscos, alrededor de 190 artesanos y por su puesto los hamaqueros. Esta actividad rompe récord siendo la más grande porque dura3 días consecutivos.”
Luis Joel resaltó que el festival es un sentido de pertenencia muy importante. “De profesión soy arqueólogo y maestro, conozco de primera mano los procesos de hacer desde cero la confección de un elemento y lo que lleva definitivamente, ese sentir cultural. La esperanza es que esta tradición pepiniana nunca muera,” puntualizó.
Este festival no simplemente ayuda a mantener arraigada la cultura pepiniana, sino que incentiva movimiento económico. La celebración se llevó a cabo desde el viernes, 30 de junio hasta el domingo, 2 de julio de 2023.
