Por Dr. Edgar León
En la búsqueda por mejorar la calidad de la educación en Puerto Rico, surge un debate crucial: ¿es más importante dotar las escuelas de computadoras nuevas o garantizar una conectividad a internet confiable y de alta velocidad? Si bien la tecnología puede ser una herramienta valiosa para el aprendizaje, existe la falsa creencia de que equipar las aulas con pizarras inteligentes y ordenadores para cada estudiante es la solución mágica para integrar la tecnología en el proceso educativo.
Es fundamental reconocer que la verdadera transformación reside en la capacitación y el apoyo a los docentes. Invertir en su formación les permitirá adquirir las habilidades necesarias para utilizar la tecnología de manera efectiva, adaptándola a las necesidades específicas de sus estudiantes y creando experiencias de aprendizaje enriquecedoras.
Enfocarse únicamente en la infraestructura tecnológica, como computadoras o pizarras inteligentes, sin atender a las necesidades pedagógicas, es como construir un edificio sin cimientos. La tecnología no garantiza el aprendizaje por sí sola; es una herramienta que debe ser utilizada por profesionales capacitados para guiar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje.
La realidad en Puerto Rico es que, a pesar de las inversiones en infraestructura tecnológica, los resultados académicos continúan en descenso. Esto se debe, en gran medida, al modelo de administración centralizado que restringe la autonomía de los docentes y les impone currículos inflexibles y desactualizados.
Es hora de reenfocar el debate y priorizar la inversión en el capital humano, es decir, en los docentes. Dotarlos de las herramientas tecnológicas necesarias y brindarles la libertad y el apoyo para innovar en sus métodos de enseñanza es la clave para lograr una verdadera transformación educativa.
En lugar de centrarse en edificios nuevos, aire acondicionado, pizarras y computadoras, las autoridades educativas deben enfocarse en fortalecer las competencias de los docentes y crear un entorno educativo propicio para el aprendizaje. Solo así se podrá garantizar una educación de calidad para todos los estudiantes puertorriqueños y revertir la preocupante tendencia de declive académico.
La conectividad a internet de alta velocidad, sin duda, juega un papel fundamental en este proceso. Permite el acceso a una gran cantidad de recursos educativos, facilita la comunicación y colaboración entre estudiantes y docentes, y abre las puertas a un mundo de posibilidades para el aprendizaje.
Sin embargo, la conectividad debe ser vista como un complemento, no como un sustituto, de una educación de calidad. Es necesario un enfoque integral que combine tecnología, capacitación docente y autonomía pedagógica para lograr una verdadera transformación educativa en Puerto Rico.
