Dr. Edgar León
En un momento crucial para Puerto Rico, Mayagüez emerge como un faro de innovación y resistencia. Ante un sistema gubernamental centralizado que históricamente ha marginado a las regiones fuera del área metropolitana, urge que esta ciudad del oeste tome las riendas de su destino. La independencia administrativa, económica, tecnológica y educativa no es solo una aspiración, sino una necesidad para construir un futuro donde la tecnología, la equidad y la eficiencia sean pilares fundamentals del municipio.
El corazón de esta transformación radica en las comunidades más vulnerables. En los residenciales públicos y zonas empobrecidas de Mayagüez, es imperativo establecer centros educativos y de cuido integrales, equipados con maestros capacitados, herramientas digitales y programas que involucren tanto a padres como a niños. Estos espacios no solo brindarán educación de calidad, sino que romperán el ciclo de dependencia de programas federales que perpetúan la pobreza. Al formar a las nuevas generaciones en habilidades técnicas, pensamiento crítico y manejo de tecnologías emergentes, se sentarán las bases para una sociedad autosuficiente y preparada para los desafíos del siglo XXI.
Mayagüez tiene el potencial de convertirse en un hub global de innovación. La creación de industrias en robótica humanoides, sensores avanzados e inteligencia artificial podría atraer inversión internacional y generar empleos de alto valor. Paralelamente, la implementación de internet comunitario robusto garantizaría acceso universal a la información, mientras proyectos de energía fotovoltaica y almacenamiento en baterías democratizarían el acceso a electricidad sostenible y asequible.
La telemedicina y los programas de educación en línea 24/7 ampliarían oportunidades en salud y formación profesional, no solo para los mayagüezanos, sino para otros países, posicionando a la ciudad como exportadora de conocimiento. Estas iniciativas, combinadas con el fomento de empresas internacionales, diversificarían la economía local y reducirían la dependencia de un sistema central obsoleto.
Es inadmisible que la Junta de Control Fiscal (JCF), creada bajo la Ley PROMESA, ignore su mandato de diseñar un plan de desarrollo económico integral para Puerto Rico. En lugar de recortar fondos a programas esenciales, debe destinar recursos a proyectos que erradiquen la pobreza y modernicen infraestructuras. Mayagüez exige que la JCF priorice la inversión en tecnologías limpias, educación descentralizada y apoyo a emprendimientos locales, tal como lo exige la ley federal.
El gobierno central, anclado en San Juan, gasta millones en estructuras administrativas redundantes y lentas. Gasta millones del dinero recaudado de impuestos en contratos externos que los municipios no tienen control y se comen el dinero que puede ser asignado a cada municipio para dar servivios directos. La sustitución de trámites burocráticos por sistemas de inteligencia artificial no solo ahorraría dinero, sino que agilizaría servicios públicos, desde licencias hasta asistencia social. Mayagüez puede liderar esta transición, demostrando que la eficiencia gubernamental es posible cuando se pone a las personas por encima de los intereses políticos.