El Comisionado del Negociado de la Policía de Puerto Rico, coronel Antonio López Figueroa, debe darle cara al pueblo y explicar la doble vara utilizada en el caso del inspector Víctor Castro, director del Negociado de Armas de la Policía de Puerto Rico, arrestado en horas de la madrugada del pasado lunes por un incidente de violencia doméstica.
Ariel Torres Meléndez, presidente de la Corporación para la Defensa del Poseedor de Licencia de Armas en Puerto Rico (CODEPOLA), afirmó que las interrogantes sólo pueden ser contestadas por el comisionado Antonio López, quien está obligado a velar por la transparencia y pureza del proceso.
Según el informe del incidente de la Policía de Puerto Rico, el 11 de noviembre a eso de las 5:13 de la madrugada, el sargento Ocasio pidió cooperación a la División de Intervención de Crisis, quienes se personaron a la casa del inspector Castro atendiendo una llamada que hizo su esposa a la línea al 911 por un incidente de violencia doméstica (Ley 54). Al llegar al estacionamiento del Condominio Rio Vista, encontraron a la esposa del inspector Castro junto a sus dos hijos de 16 y 18 años, descontrolada y con un arma de fuego en sus manos.
Luego de entrevistar a la dama claramente afectada, los agentes ocupan el arma que ella tenía en sus manos, con el propósito de defenderse y por instrucciones de la sargento Ana Cacho (placa 8-21465), los agentes llegaron hasta el apartamento donde reside la pareja y pusieron bajo arresto al inspector Castro, el cual se encontraba aruñado por varias partes de su cuerpo.
De acuerdo con la querella, el incidente de Ley 54 comenzó debido a unos mensajes de texto comprometedores que su esposa le encontró en su celular, lo cual provocó una discusión en el apartamento en el cual se encontraban los hijos de la pareja.
Ya en la celda y debidamente orientado sobre el proceso, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) le tomaron unas 21 fotos en diferentes partes del cuerpo al inspector Castro debido a los golpes y arañazos que recibió por parte de su esposa.
Torres Meléndez cuestionó al Comisionado del Negociado de la Policía si está 100 porciento seguro de que este caso se trabajó como el de cualquier otro agente o ciudadano. Además, dijo que, aunque sabemos que no ha sido removido de sus funciones, el coronel López debe explicar quién autorizará la entrega de sus armas. ¿El mismo inspector será juez y parte en su propio caso?
Torres Meléndez dijo que, aunque el Comisionado del Negociado de la Policía “va de salida y sus días están caducando en la agencia, hoy más que nunca debería darle cara al pueblo y a sus policías. Explicar cómo fue el manejo de este caso y las medidas inmediatas contra el inspector Víctor Castro”.
El presidente de CODEPOLA cuestionó si la esposa del inspector poseía licencia de armas y también el por qué no llevaron al inspector Castro al hospital para que fuera asistido por un médico. Además, se pregunta si el arma que tenía la esposa en sus manos era el arma de reglamento del inspector.
“Me gustaría saber qué artículos de la Ley de Armas de Puerto Rico (Ley 168-2019) le aplicaron al inspector Víctor Castro. También si será removido de sus funciones y sus armas serán ocupadas. Aparentemente, no va a pasar por el mismo proceso que cualquier ciudadano cuando es arrestado por Ley 54, ya que aún no se le han radicado cargos”, resumió Torres Meléndez.
Reaccionó que, “sabiendo la admiración que me tiene el Comisionado Antonio López (ironía), “si hubiera sido yo, estaría en Alcatraz. Estos son los casos llamados Jake y Mate, si hablas te hundes y si no hablas te hundes más”.
El Negociado de Armas de la Policía de Puerto Rico es sumamente importante y todos los ciudadanos armados dependen de un buen registro de armas administrado por funcionarios rectos e intachables.
El presidente de CODEPOLA concluyó que hace unos años, el capitán Figueroa, quien fue la persona que redactó el Reglamento de la Ley de Armas 168-2019, protagonizó un caso de Ley 54 y ya no está en la uniformada, pero en el caso del inspector Castro, parece que utilizaron una vara diferente.