Por: Manolo Rodriguez
Es para mi lamentable escuchar a personas decir que para ellos es mejor no saber lo que sus hijos hacen. Para ellos, el estar en total desconocimiento los exime del dolor o preocupación que pudieran sentir si supieran lo que hacen. Es triste ver a personas con este tipo de filosofía, ya que son las mismas que después cuando es muy tarde para emprender procesos remediativos están repitiendo hasta la saciedad “Si me hubiera enterado antes”.
Ahora es el momento de saber, no cuando sea muy tarde y no tengamos la oportunidad de brindarles las ayudas que sean necesarias. Yo sí quiero saber dónde están mis hijos, quienes son sus amigos y que les gusta entre muchas otras cosas. Quiero saber cuáles son sus sueños, sus penas, y frustraciones. No quiero enterarme por terceras personas que tienen alguna situación. Quiero ser yo la primera opción que tengan en la cabeza cuando estén en algún problema o necesiten algún consejo.
No confundan esto con que quiero ser su amigo porque nada más lejos de la verdad. Para ser su amigo tendría que dejar a un lado mi rol de padre. Quiero ser esa persona en la que ellos tengan la confianza en llegar en las condiciones que sea y me digan “se me pasaron los tragos” o mejor aún que tengan la confianza de llamarme y decir” Papá, ven a buscarme que no puedo guiar” y saber de antemano donde es que están. Muchos al leer esto podrán pensar que es una fantasía de mi parte, pero quiero decirles que no. Estoy trabajando fuertemente para que no importe cuál sea la situación la expongan sin temor a ser recriminados o castigados. Estoy brindándoles a mis hijos las herramientas para que tomen sean buenas o malas sus propias decisiones, con el conocimiento que ambas acarrearan consecuencias y tienen que afrontarlas. Sé que cometerán miles de errores, pero quiero estar junto a ellos cuando los comentan. Yo sí quiero saber, porque él no saber no me exime de mi responsabilidad de padre para con ellos. ¿Y tú quieres saber?