miércoles, agosto 6, 2025
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Riesgo y Oportunidad: La Gestión Cooperativa en un Puerto Rico Económicamente Desafiante

Por Alberto L. Martsn Rivera.


A pesar de desafíos como el huracán María y la crisis fiscal de 2018, las cooperativas han logrado reducir los índices de morosidad y fortalecer sus reservas para cubrir posibles pérdidas. Esta evolución refleja una gestión más prudente y conservadora, buscando asegurar la estabilidad financiera y proteger a los socios.


La morosidad total alcanzó un pico histórico de 5.61% en 2017, pero comenzó a disminuir de forma sostenida hasta llegar a 1.95% en 2022, los niveles más bajos de la década. En 2024, se observó un cierre de 2.51% con una leve reducción al primer trimestre de 2025 (T1-25) en 2.39%, que sigue por debajo del umbral aceptable del 3%. Esta evolución, sin embargo, no ha sido uniforme entre los diferentes segmentos de préstamos, lo que requiere atención particular.


Los préstamos personales y de consumo mostraron una reducción significativa en su morosidad, pasando de 3.23% en 2017 a 1.29% en 2021. En 2022, la tasa aumentó a 1.36%, y para T1-25 se estabilizó en 2.41%. Este aumento se atribuye a factores como el fin de las ayudas federales y el impacto de las tasas de interés más altas. A pesar de la estabilización, preocupa la migración de los atrasos tempranos (2-6 meses) hacia atrasos medios (6-12 meses), lo que podría aumentar el riesgo si no se interviene a tiempo.
Los créditos hipotecarios continúan mostrando una morosidad relativamente baja, con 1.10% en T1-25, mejorando respecto al 3.16% antes de la pandemia. Sin embargo, el aumento de los préstamos en quiebra, sobre todo en el capítulo 13, representa un riesgo que debe ser monitoreado cuidadosamente.


La morosidad en la cartera de autos ha mejorado significativamente. En T1-25, la tasa fue de 1.75%, lo que representa una disminución frente al 2.35% registrado a finales de 2024. Este es el nivel más bajo en los últimos diez años, lo que sugiere una mejora en el comportamiento de los prestatarios.


Las tarjetas de crédito siguen presentando la mayor morosidad, con un 4.93% en T1-25, superior al 4.57% de 2024. La alta proporción de préstamos en atraso refleja problemas de endeudamiento personal, posiblemente relacionados con el uso excesivo de crédito. Es recomendable que la carga financiera no supere el 15-20% de los ingresos mensuales para evitar un endeudamiento insostenible.


En los préstamos comerciales, la morosidad en volumen impactó con un crecimiento a T1-25 en 8.45%. Esto representa un aumento porcentual de 2.94% a 3.19%. El aumento en los atrasos de 2-6 meses y más de 12 meses sugiere un deterioro gradual que debe ser vigilado de cerca.


La morosidad en préstamos en quiebra aumentó a 3.97% en T1-25, especialmente en el capítulo 13, lo que representa el 14.78% de los préstamos en atraso. Las cuentas reestructuradas, aunque con ligera mejora, siguen siendo un segmento de alto riesgo, pues muchas reestructuraciones no abordan el problema subyacente.


Un aspecto clave ha sido el aumento significativo en las reservas para cubrir pérdidas crediticias, que han superado el 120% en 2025. Este fortalecimiento de las reservas refleja la capacidad de las cooperativas para afrontar pérdidas futuras y resguardar la estabilidad financiera ante cualquier eventualidad.


La reducción sostenida de la morosidad, el fortalecimiento de las reservas y la diversificación de los portafolios crediticios posicionan al sector para enfrentar futuros retos.

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