miércoles, noviembre 19, 2025
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La sexualización de menores en forma de diversión: una amenaza disfrazada de juego

Por Brenda Liz Ginés


En la sociedad actual, existen prácticas y tendencias que, bajo la apariencia de ser “entretenimiento” o “diversión inocente”, esconden un peligroso trasfondo: la sexualización de los menores. Se trata de situaciones en las que niñas y niños son expuestos a conductas, vestimenta, lenguaje o contextos diseñados para adultos, con la intención de hacerlos “graciosos”, “tiernos” o incluso “atractivos” frente a la mirada de los demás. Lo que parece un juego, en realidad, puede ser una forma de normalizar la pérdida de la inocencia infantil.


•Concursos de belleza infantil: maquillajes exagerados, ropa sugestiva y poses adultas para niñas en edad preescolar o escolar.


•Certámenes en adolescentes: jovencitas expuestas a estereotipos adultos mediante ropa sugestiva, poses provocativas y exposición pública.


•Videos en redes sociales: padres o adultos que muestran a menores imitando bailes eróticos, cantando letras explícitas, o inadecuadas, o representando situaciones de pareja.


•Disfraces “divertidos”: prendas diminutas o con connotaciones sexuales usadas en fiestas de disfraces o carnavales, justificadas como “parte del humor” o para representar personajes.


•Bromas familiares: frases, gestos o apodos que hacen referencia al atractivo físico del menor desde una mirada adulta.

Consecuencias invisibles, pero reales
La sexualización disfrazada de diversión puede parecer inofensiva, pero tiene impactos profundos:


•Confusión de identidad: los niños aprenden a valorar más su apariencia que sus capacidades y esencia.


•Normalización de la cosificación: se refuerza la idea de que “llamar la atención por lo físico” es clave para ser aceptado o querido.


•Exposición a depredadores: la sobreexposición sexualizada convierte a los menores en objetivos vulnerables.


•Daños emocionales y psicológicos: baja autoestima, ansiedad y, en etapas posteriores, trastornos alimenticios o de conducta.


La responsabilidad de los adultos
“La niñez es un tiempo para crecer, aprender y jugar desde la inocencia. Los adultos -padres, tutores, educadores, comunidades y medios de comunicación- tienen la responsabilidad de proteger esa etapa vital.” Brenda Liz Ginés


•Reflexionar antes de exponer: preguntarse siempre si una acción que parece “divertida” en realidad protege o expone al menor.


•Educar con límites claros: enseñar que no todo lo que da “likes” o aplausos es adecuado ni saludable.


•Fomentar alternativas creativas: promover actividades artísticas, deportivas y culturales que fortalezcan la autoestima sin recurrir a la sexualización.


•Ser guardianes activos: denunciar, señalar y no participar en dinámicas que normalicen esta práctica.


Hacia una cultura de respeto
La verdadera diversión en la infancia no debería basarse en copiar el mundo adulto ni en exponer a los menores a miradas indebidas. Respetar la inocencia es preservar su dignidad y futuro.


Combatir la sexualización infantil en forma de diversión no significa eliminar la alegría, el humor o el juego. Significa transformarlos en expresiones sanas, seguras y enriquecedoras para el desarrollo integral de los niños y adolescentes. Defender la inocencia no es limitar la niñez, es asegurar que crezca plena, auténtica y emocionalmente sana.

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