miércoles, octubre 8, 2025
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El Cooperativismo en Puerto Rico: Orígenes, Crecimiento y Relevancia

Por Sr. Alberto L. Martín Rivera


Cada mes de octubre, se celebra a nivel mundial el Mes Internacional del Cooperativismo, una ocasión para reconocer el valor social, económico y cultural de un modelo que promueve la solidaridad, la autogestión y la equidad. En Puerto Rico, esta conmemoración tiene una resonancia particular, ya que el cooperativismo ha echado raíces profundas en nuestra historia y ha sido clave en el desarrollo económico de la Isla.


José Celso Barbosa: el inicio de un movimiento
A José Celso Barbosa se le conoce como líder político, médico y defensor de los derechos civiles, pero es importante que sea reconocido también como el pionero del cooperativismo en Puerto Rico. Así lo documenta el autor Evaristo M. Toledo en su obra Don José Celso Barbosa: Padre y Pionero del Cooperativismo en Puerto Rico, que destaca una faceta poco conocida pero profundamente trascendental de este prócer.


A finales del siglo XIX, Barbosa impulsó la creación de sociedades cooperativas de ahorro y crédito como respuesta a las necesidades económicas de la clase trabajadora, en un momento de grandes desigualdades sociales y escaso acceso al crédito. Una de sus iniciativas más destacadas fue la fundación de la Sociedad Cooperativa El Ahorro Colectivo, considerada la primera cooperativa formal en Puerto Rico, organizada entre 1893 y 1896.
En palabras del propio Toledo, “La primera cooperativa organizada por Barbosa fue la Cooperativa El Ahorro Colectivo y la segunda la que para esa fecha había sido una Sociedad Mutualista llamada Los Amigos del Bien, organizada por un grupo de carpinteros liderados por Santiago Andrade” (Don Evaristo Toledo, 2021, tercera edición pág. 35).


Inspirado por los principios del cooperativismo internacional que surgían en Europa con los modelos de Rochdale y las mutuales obreras, Barbosa entendió que la cooperación económica entre ciudadanos era una vía para fomentar la autodependencia, la educación financiera y la equidad social. Además, creía firmemente en el poder de la organización comunitaria para combatir la pobreza y empoderar a los sectores marginados.


Aunque otras figuras antes de él promovieron sociedades de ayuda mutua, como Santiago Andrade, fue Barbosa quien logró traducir esas ideas en estructuras formales con visión de permanencia, regidas por principios democráticos y centradas en el bienestar de sus socios. Hoy, su legado vive en cada cooperativa puertorriqueña, siendo justo reconocerlo como el verdadero “padre del cooperativismo en Puerto Rico”.


Crecimiento sostenido: un modelo de éxito
Durante más de un siglo, el cooperativismo ha evolucionado desde aquellas primeras iniciativas hasta convertirse en una fuerza económica y social de gran impacto. Según datos recientes provistos por la Corporación Pública para la Supervisión y Seguro de Cooperativas de Puerto Rico (COSSEC), al segundo trimestre del año 2025, Puerto Rico cuenta con 91 cooperativas de ahorro y crédito aseguradas por COSSEC.


A pesar de la disminución en el número de cooperativas activas desde 1980, cuando el país contaba con 295 cooperativas, el sector sigue siendo crucial en la economía local. En términos de membresía, las cooperativas de Puerto Rico pasaron de tener 687,884 socios en 1990-1991 a sumar más de 1,161,760 socios en la actualidad. A su vez, los activos de estas cooperativas han crecido de manera considerable, pasando de $2,133 millones en 1990-1991 a $12,404 millones en el segundo trimestre de 2025.


Este notable fortalecimiento refleja no solo el impacto económico del cooperativismo, sino también su capacidad para ofrecer un modelo alternativo que promueve la inclusión financiera y el desarrollo económico sostenible en las comunidades.

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