Por Víctor Rodríguez Velázquez | Centro de Periodismo Investigativo
Zayira Jordán Conde se desenrolla lentamente las mangas de su chaqueta mientras comparte anécdotas breves de su etapa como profesora de informática. Han pasado apenas 17 días desde que se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo de presidenta en propiedad de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Alega que ese hito se pasó por alto porque su elección estuvo marcada por el rechazo de sectores de la comunidad universitaria debido a su cercanía con la gobernadora Jenniffer González. Sin embargo, haber trabajado en el Comité de Transición de la Gobernadora no le ganó una audiencia expedita. Jordán aún espera reunirse con la primera ejecutiva, a pesar de haber solicitado esa audiencia desde que asumió el cargo.
“El mensaje de que yo soy la primera mujer que es presidenta de la Universidad de Puerto Rico se perdió en el titular de que yo soy la candidata política. Eso no le hace honor a que yo soy la primera mujer presidenta. Le guste o no a quien sea, soy la primera mujer”, dijo Jordán en entrevista con el Centro de Periodismo Investigativo (CPI).
Durante la conversación, se muestra cómoda y agradable en el trato, aunque contesta en muchas ocasiones con generalidades, en lugar de planes concretos. Habla, por ejemplo, de la necesidad de lograr la optimización de las operaciones y de usar la creatividad para buscar fondos, pero no pudo mencionar concretamente a qué se refería o cómo logrará esas metas. Como ella misma reconoce en la entrevista, le toca aprender.
Reconoce las críticas por su trayectoria en la política partidista en Puerto Rico y su paso como candidata a la comisaría residente en Washington D.C. por el Movimiento Victoria Ciudadana en el 2020. Pero lejos de arrepentirse por haber entrado a ese terreno, considera que esas experiencias le dieron herramientas para el servicio público.
“Me encanta haber participado en Victoria Ciudadana. Eso me hizo crecer como ser humano. Me enseñó muchas cosas y me encanta haber podido tener la oportunidad de poder colaborar con la Gobernadora. Para mí eso ha sido un privilegio y me ha permitido estar en una posición en la que voy a poder contribuir y aportar a Puerto Rico en la educación, que es lo más que yo amo, y lo que yo creo que es fundamental para la movilidad social”, dijo Jordán.
Entre expresiones duras y sonrisas, Jordán trata de convencer sobre sus buenas intenciones hacia la UPR. En temas más profundos, su mirada se enfoca, su ceño se aprieta, mientras mide palabra por palabra sus respuestas.
Asegura que encontró una Universidad en aprietos.
Y nadie lo puede negar. Se trata de una institución con solo la mitad del presupuesto que tenía hace una década y que se enfrenta a la posible pérdida de millones de dólares en fondos federales como consecuencia de las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Pero los retos no se limitan a las imposiciones del Gobierno Federal, pues la UPR también podría verse impactada por el proyecto de ley del presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, que propone la admisión automática de estudiantes con buen promedio de escuelas públicas y privadas. Aunque la medida fue aprobada en junio por la Asamblea Legislativa y aguarda por la firma de la Gobernadora, la presidenta dice que aún no lo ha leído.
“Todavía no lo he leído [pero] ya nos estamos preparando para tener sistemas que nos permitan obtener los datos y emitir las cartas de admisión y todo lo que requiere el proyecto. Ya nos estamos preparando”, adelantó sobre el proyecto de Rivera Schatz, quien rechazó públicamente su designación para dirigir la Universidad porque no la considera lo suficientemente penepé.
A pesar de que no lo ha leído, Jordán dijo que tiene observaciones al proyecto de ley que espera poder compartir con la Gobernadora. La medida no contempla asignación de fondos para los gastos que supondría tener una mayor cantidad de estudiantes, como la posibilidad de requerir más profesores, abrir más sesiones de clases, mayor gasto de luz, de agua, de seguridad o internet.
“Esa es una de las cosas que a mí me hubiera gustado tener la oportunidad de ir a vista [pública]. Yo en ese momento no era la presidenta, así que veremos si la Gobernadora lo firma. Entonces, pues iríamos a ver si podemos reclamar nueva legislación o enmiendas al proyecto para ver si podemos habilitar fondos que nos permitan, no sólo habilitar, no sólo prepararnos para la admisión automática, que va a requerir unos costos y unas inversiones, sino también para financiar las estructuras de remediación que vamos a necesitar para los estudiantes de admisión abierta”, anticipó.
Con este panorama sobre la mesa, Jordán contestó preguntas sobre su visión para la UPR y sus retos inmediatos desde la presidencia.

Aunque reconoce la crisis financiera de la UPR, la presidenta Zayira Jordán aún no ha identificado fuentes concretas de fondos externos, más allá de la idea de conseguir posibles donativos de exalumnos.
Foto por Brandon Cruz | Centro de Periodismo Investigativo
En el informe del Comité de Búsqueda y Consulta del Recinto de Río Piedras —que es uno de los recintos con la mayor población universitaria—, se destaca que usted, y cito, “no cuenta con experiencia manejando gremios ni estructuras complejas como la UPR, y que no demostró un compromiso con respaldar la autonomía universitaria”. ¿Cómo corregirá esas limitaciones que se le atribuyen?
A mí me parece, y de hecho lo dije en muchas de mis presentaciones, que aquel candidato que estuviera presentando su interés en la presidencia y no reconociera que esto es un proceso de aprendizaje, no importa si estuviste ya en el sistema, no importa si tuviste unas experiencias previas, que son relevantes, todo candidato debía tener una actitud de que tenía que aprender. Yo creo que es una cuestión de humildad, de reconocer que cuando tú entras a un nuevo rol vas a tener que aprender. Y en ese sentido yo reconozco las cosas en las que no tenía experiencia anterior, pero si traía otras riquezas desde otras perspectivas.
Estuvo dirigiendo Atlantic University, ¿qué aprendizajes de allá cree que le van a ayudar a la gestión? Evidentemente, son instituciones diferentes…
Para mí es importante que se reconozca que sí tengo experiencia en unas instituciones puertorriqueñas. Eso me dio la riqueza de entender cómo funciona la academia en Puerto Rico. Esas fueron experiencias valiosas en mi candidatura. Pero también es bien importante que se reconozca que uno de mis mayores puntos de referencia es mi experiencia en la Universidad del Estado de Iowa, que es una institución similar al sistema de la Universidad de Puerto Rico; solamente tiene un recinto, pero tiene una población de estudiantes de más de 30,000. Y yo tuve una experiencia extensa en diferentes roles en la comunidad de Iowa State University, incluyendo un rol administrativo a nivel institucional. Así que eso es importante, que se conozca y se entienda, porque no es solamente mi experiencia en Atlantic, [que] también fue valiosa y sí [representó] dentro de mi formación un entendimiento de la cultura, de cómo la cultura nuestra puertorriqueña se expresa en un contexto organizacional, administrativo, gerencial. Y eso yo creo que va a [representar] mucho también de lo que yo tengo que aportar al sistema de la UPR.
¿Cuáles de esas experiencias prefiere dejar y no extrapolar a la UPR?
Bueno, es que son contextos diferentes. Yo creo que es más las relaciones humanas lo que saco de eso, y cómo hacer que la gerencia de cambio —que es una de las cosas más importantes que voy a tener que hacer aquí— sea exitosa.
¿Gerencia de cambio?
Gerencia de cambio con respecto a cómo se manejan los cambios institucionales, de procedimientos operacionales en términos académicos. O sea, hay muchos ámbitos en los que vamos a tener que hacer transformaciones para responder a las necesidades de los estudiantes y del contexto histórico en el que vivimos. Y ese manejo de cambio es bien importante.
En una entrevista reciente con el presidente de la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes, Carlos de León, me dijo que en una primera reunión que hubo entre ustedes, usted le dejó saber que viene, y lo cito, «a cumplir con el plan de la gobernadora Jennifer González para la Universidad». ¿Eso es correcto?
Eso es totalmente incorrecto. Yo no dije eso.
Y entonces, ¿cuál es el plan?
Los planes son múltiples y tenemos que integrarlos. Está el Plan Estratégico de la Universidad, está el Plan Fiscal aprobado por la Junta de Supervisión Fiscal. Está el plan de lo que era la plataforma de gobierno de la ahora Gobernadora, que se convierte en política pública. Así que tenemos que articular todos esos planes, incluyendo los llamados hitos que fueron acordados con la Junta de Supervisión Fiscal para poder acceder a unos fondos adicionales. Y todo eso en realidad son metas que debió haberse autoimpuesto la Universidad ya hace mucho tiempo. Son metas que lo que redunda es en el aumento de ingresos y en producir economías en la operación de la institución para poder operar con el presupuesto que tenemos.
Pero, ¿cuál es su plan para articular o agrupar esos planes?
Vamos a armonizar, porque son diferentes objetivos, pero sí que pueden ser redundantes. Y entonces vamos a armonizarlos de manera que tengamos un solo grupo de objetivos al que atender. Si no sabemos hacia dónde vamos, vamos a estar dando palos a ciegas, vamos a estar improvisando, y no es posible improvisar dentro de este contexto, sería irresponsable. Así que queremos tener claros los objetivos, armonizados, entre el Programa de Gobierno, el Plan Estratégico de la Universidad, lo que constituyó mi plan también, que surgía de esos documentos, y el Plan Fiscal que fue aprobado en el 2021.
¿Ya ha logrado ver cuáles son los puntos más armonizables?
Sí, mira, por ejemplo, tenemos lo que es relativo a la optimización de operaciones. Ya hay un proyecto que está en vías de implementación que se llama el proyecto de Servicios Compartidos y ese proyecto lo voy a evaluar y es muy seguro que va a tener modificaciones para que sea más efectivo. Y ese proyecto, pues, redunda en reducir gastos.
¿Usted confía en el criterio de la Gobernadora y en su visión hacia la Universidad de Puerto Rico?
Sí, totalmente.
¿Por qué?
Ella es egresada de la Universidad de Puerto Rico. Creo que tiene un amor por la Universidad y tiene a la Universidad en el mejor interés porque es la joya de Puerto Rico, el país que ella gobierna.
¿Ya ha podido reunirse con la Gobernadora?
No, fíjate. No he tenido la oportunidad.
¿Hay planes para reunirse o todavía?
Bueno, yo le estoy solicitando una reunión. Así que veremos a ver cuándo se da.
¿Ha logrado identificar algunas áreas o directrices que vengan del Gobierno federal que de alguna manera puedan atentar contra la autonomía universitaria?
No necesariamente. Yo pienso que los esfuerzos que vamos a hacer para aumentar los ingresos y diversificar esas fuentes de ingresos que tiene la Universidad van a permitir que la Universidad aumente la autonomía, [y] se convierta en una organización, quizá no a corto o mediano plazo, autosustentable.
Desde que entró en funciones el 1ro de julio, ¿cómo ha encontrado la Universidad, específicamente en los temas financieros? ¿Que halló?
Encontré una situación preocupante. Esa es la realidad. Hay una conciencia, incluso entre los empleados, de que la Universidad sí tenía un presupuesto de casi el doble de lo que tiene hoy en día. Pero hay unas condiciones financieras que nos han llevado a tener un presupuesto limitado en ese sentido. Así que tenemos que hacer ajustes. Hay esa conciencia y hay disposición, disposición a entender y hacer ajustes que nos permitan operar óptimamente con el dinero que tenemos y con lo que vamos a estar percibiendo con las nuevas iniciativas que vamos a implementar.
Quizás cuando la gente escucha «ajustes», la tradición en Puerto Rico es que nos llegan casi como sinónimo, aunque no lo son: despidos, aumento en matrícula, reducción de personal, congelación de plazas… ¿Algo de eso está en su plan?
No, no está en mi plan. De hecho, el plan de la Junta de Supervisión Fiscal tiene unas, digamos, reglamentaciones. Pero ya en el plan fiscal que la Junta de Supervisión Fiscal está implementado en la Universidad, desde antes de mi entrada, contempla lo que podríamos llamar una congelación de plazas, porque no se reemplazan a los empleados que se retiran.
¿Reducción de beneficios a los empleados?
No, nada que… o sea, ni aumento de matrícula, nada de eso está contemplado. De hecho, si miras el presupuesto que se aprobó este año, podríamos decir incluso que hay más dinero de lo que hubo el año pasado en términos de los fondos del Presupuesto General: $566 millones en este año.

La nueva presidenta de la UPR considera su nombramiento un avance para la representación femenina en puestos de liderazgo, tras décadas en que sus antecesoras solo ocuparon la presidencia de la Universidad de forma interina.
Foto por Brandon Cruz | Centro de Periodismo Investigativo
En el CPI hemos documentado que se han congelado fondos federales, se han retirado o no se han aprobado fondos de diferentes agencias, como la Fundación Nacional para las Ciencias o los Institutos Nacionales de Salud. ¿Cómo la Universidad enfrentará la pérdida de más fondos federales tomando en cuenta su situación fiscal actual?
Tenemos que realinear nuestras metas con respecto a las subvenciones para las que vamos a solicitar. Una de las propuestas principales que yo quiero implementar y que está alineada con todos estos planes es el aumento de propuestas para que nuestros docentes, incluso los no docentes, tengan la oportunidad de escribir propuestas y lograr subvenciones. Hay mucho dinero federal y de otra naturaleza que podemos allegar si sabemos cómo escribir, cómo funciona ese mecanismo de hacer propuestas, y recibir esos fondos.
Se han afectado proyectos que tocan temas como cambio climático, diversidad, inclusión o equidad en sus propuestas. ¿Cómo se posiciona usted con relación a cambiar el lenguaje en las propuestas de investigación para lograr los fondos?
Sí, ya se estaban circulando, de hecho, términos que estaba usando la administración Trump para tener eso como objetivo en la remoción de financiación. Así que tenemos que articular propuestas que sean atractivas para la administración y que tengan en su interés los temas en los que tiene interés la administración actual. Eso es lo que hay.
¿Cómo entonces se puede lograr, desde su perspectiva, el balance entre cumplir con los estándares que está pidiendo el Gobierno federal y las necesidades de Puerto Rico? En el caso, por ejemplo, de las investigaciones sobre cambio climático, sabemos que en Puerto Rico esto es algo que evidentemente cobra vidas y que la Universidad ha aportado mucho a identificar, sobre todo, soluciones.
Hay que ver… Hay que ser creativo y no necesariamente recurrir a fondos federales. Hay otros potes de fondos, por llamarle así, en organizaciones privadas, sin fines de lucro y fundaciones que es posible nos puedan ayudar a subsanar, por decirlo así, ese espacio de fondos que se va a dar con la ausencia del Gobierno federal en esos esfuerzos.
¿Recuerda alguna organización, privada o sin fines de lucro, que nos pueda mencionar y que crea que pueda subsanar esa pérdida de fondos?
Así que te pueda decir o ser precisa: ‘Mira, estos fondos de esta organización son para el cambio climático, no’. No te puedo decir, honestamente en este momento, pero es fácilmente identificable.
Todo esto también se recoge en el contexto de la aprobación del One Big Beautiful Bill Act. En una comunicación reciente que usted envió, reconoció que esta ley impone, y cito: “limitaciones estrictas a los estudios graduados y elimina el Graduate Plus”. ¿Cuál es el plan para que esto no afecte a los recintos que tienen programas de estudios graduados? ¿Y qué va hacer en ese sentido para subsanar esa parte?
Nuestros programas son económicos en comparación con otras instituciones. La rectora del Recinto de Ciencias Médicas [Myrna Quiñones Feliciano] hizo un estudio y encontró que solamente dos personas eran afectadas por estos nuevos límites en los préstamos para estudios graduados. Y esas personas tendremos que ayudarlas a orientarse sobre cómo complementar esos ingresos para poder financiar sus estudios.
En esa comunicación usted dice que posiblemente se puede, parafraseándola, crear más programas de becas u otorgar exenciones de matrícula, pero, insisto, con la situación fiscal de la Universidad, ¿eso es posible?
Tenemos que buscar fondos fuera. Tenemos que buscar donantes. Yo hice una invitación a Benito Antonio… Ay, se me olvidó el apellido… Bad Bunny… Y estoy esperando oír de él, porque mira, se me ocurre que habiendo cursado estudios en [el recinto de] Arecibo, siendo de Vega Baja, pues por qué no crear un fondo de becas para estudiantes que vengan de esos recintos que son más pequeños para que puedan hacer sus primeros dos años de estudio o ayudarlos, por lo menos en algo, verdad, para echarlos adelante. Yo sé que tiene compromiso y tiene esos seguidores de la juventud puertorriqueña. Así que yo estoy segura. Quizás no ha oído o no le ha prestado suficiente atención porque está haciendo mucho trabajo, pero estoy segura que eso se va a dar. Pero, eso es una de las áreas en las que podemos crecer en el fondo dotal y en nuestro enlace con los exalumnos. Tenemos muchos exalumnos que están comprometidos con la Universidad, que aman su Universidad, aman su recinto, porque sí hay mucha identificación por recinto. Yo creo que no hemos capitalizado lo suficiente en esa relación. No nos hemos ocupado de establecer una relación de por vida con nuestros estudiantes que se vuelven nuestros egresados y que podrían volver a la Universidad a tomar cursos de educación continua o cursos para crecer como seres humanos.
Hay sectores de la Universidad que reclaman la restitución de la “fórmula del 9.6%” (que era el mecanismo mediante el cual se asignaba a la UPR el 9.6 % del presupuesto que el Gobierno central tenía el año previo). ¿Cómo se posiciona usted? ¿Apoyaría ese reclamo? ¿Cree que hay ambiente ahora mismo económico y político para que esa fórmula regrese?
Mira, hay menos estudiantes que hace 20 años. Tenemos 20,000 estudiantes menos y la tendencia demográfica es que vamos a tener muchos menos. Así que tenemos que ser realistas y responsables con el contribuyente puertorriqueño, quien es quien financia en su gran mayoría el presupuesto de la Universidad. De hecho es una de las universidades, sino la universidad con mayor aporte del fisco estatal en la jurisdicción americana: dentro de un 50 a un 70% entre la aportación del Fondo General, lo que es juegos de azar y las resoluciones conjuntas… O sea, somos altamente subvencionados por Puerto Rico, por el contribuyente. Entonces, tenemos que ser responsables porque el contribuyente también tiene otras situaciones: tiene gastos de energía, tiene costos altos de alimentación. Creo que el compromiso como puertorriqueños debe ser con ser lo más responsables con esos fondos que se nos allega del fisco puertorriqueño.
Una de sus propuestas, incluso la misma Gobernadora también la ha mencionado, es atraer estudiantes extranjeros a la Universidad. Esta no es una propuesta nueva. Muchas veces no ha funcionado cuando se ha tratado de impulsar. ¿Qué haría usted diferente? ¿Hay espacio para este tipo de propuestas en el contexto de la administración de Trump?
Es incorrecto que yo haya dicho que quiero traer más estudiantes extranjeros. Yo sí quiero traer estudiantes extranjeros, pero en realidad mi enfoque sería traer estudiantes puertorriqueños que residen en los estados, o latinos o hispanos que residen en los estados; no sólo que vengan a la Universidad a estudiar físicamente, sino a través de educación a distancia. Yo creo que es bien fácilmente mercadeable en las comunidades puertorriqueñas o hispanas en los Estados Unidos la Universidad de Puerto Rico. Una universidad que tiene acreditaciones reconocidas y que tiene unos costos menores que la mayoría, sino todas las universidades estatales. Así que yo creo que eso es un mangó bajito. Personas, o sea, puertorriqueños o hijos de puertorriqueños, que quieran estudiar en la Universidad de Puerto Rico. Qué mejor que traerle la Universidad a su casa, como quien dice.
Hay generaciones de puertorriqueños en Estados Unidos de segunda o tercera generación, y no me gusta generalizar, pero quizás el español no es su primer idioma. Sabemos que en la Universidad el español es el idioma con que se rige casi todo y casi todas las clases. ¿Cómo se podría compensar eso?
De hecho, una de las propuestas que yo también incluí es el español como segundo idioma. Hay una gran oportunidad de crecer programas en esa dirección. De hecho, la Universidad ya tiene un programa de español como segundo idioma que graduó su primer cohorte, por lo que entiendo, más temprano este año. Tenemos estudiantes, no solamente hijos o nietos. Mis nietos no hablan español. Así que a mí me encantaría que mis nietos, alguno de ellos, pudiera estudiar en la Universidad de Puerto Rico. Habrá que ver entonces cómo habilitamos programas para que haya profesores que tengan la capacidad de transicionar. En la universidad donde yo me formé, Iowa State, había un programa que se llamaba English as a Second Language, inglés como segundo idioma, y eso ayudaba a transicionar a estudiantes cuya lengua materna no era el inglés a ese nuevo contexto de habla anglosajona. Así que yo creo que podemos hacer eso, pero haciéndolo para el español o también ofreciendo cursos que sean en inglés.
La Universidad carga con unos estereotipos y uno es el tema de las huelgas. La generación que estuvo en aquella huelga tan amplia del 2010 y 2011 no es la misma generación de ahora. ¿Cómo se posiciona con ese tipo de manifestaciones?
¿Ustedes no vieron la huelga de Roberto Alejandro en 1982, cuando yo me gradué? Esa huelga sí fue un huelgón. De hecho, yo no pude venir a estudiar a Río Piedras porque opté por no [hacerlo] y fui a Mayagüez cuando me gradué de escuela superior. Pero sí mi posición, y la he reiterado, es que para beneficio de la propia comunidad universitaria, la huelga debe ser el último recurso, no el primero. Así que los diferentes grupos que participan en esta comunidad tienen derecho a su libre expresión y la comunidad está constituida por diferentes grupos que también tienen otros derechos que hay que respetar. Así que tenemos que tener un balance, y por el bien de la estabilidad de la Universidad, es bueno que todos los participantes consideremos las expresiones más… no me sale la palabra… más extralimitada, por decirlo así, como la huelga, como la última opción a la que recurrimos.

Zayira Jordán aseguró que su presidencia en la UPR estará marcada por el diálogo.
Foto por Brandon Cruz | Centro de Periodismo Investigativo
En una investigación reciente que trabajamos en el contexto de los recortes de fondos federales y el acecho a programas de diversidad, equidad e inclusión, encontramos que la Universidad todavía tiene asuntos pendientes importantes: violencia racista, inequidad de género, limitaciones estructurales, incluso para personas con diversidad funcional. ¿Cómo plantea atender esto?
Hay marcos legales que ya nos permiten tener iniciativas que atiendan los derechos de todas las personas en la comunidad universitaria. Tenemos la Ley de ADA que protege los derechos de las personas con discapacidades físicas e incluso de otro tipo. El cargo que tuve en la Universidad del Estado de Iowa fue el de coordinadora para el proyecto de accesibilidad digital. Tenemos que habilitar contenidos digitales que le permitan a todas las personas, incluso con alguna discapacidad, poder acceder a ellos. Y los espacios físicos lo mismo. Los derechos civiles nos protegen en términos de la discriminación. Así que eso ampara todo lo que tengamos que hacer que no haya sido desprovisto con las iniciativas de esta nueva administración [en Estados Unidos].
Uno de los temas que tuvo mucha discusión al cierre del pasado semestre, particularmente en el Recinto de Río Piedras, fue la eliminación o permanencia de los baños sin distinción de género o baños inclusivos. ¿Cómo se posiciona con relación a estos espacios? ¿Hay oportunidad desde su administración para promoverlos en otros recintos o prefiere que se eliminen?
Simple y sencillamente, de hecho esto se lo dije también en la entrevista al representante de la Junta de Gobierno, el estudiante en aquel entonces, ahora egresado, Daniel Fernández, que creo que fue quien hizo la pregunta. Yo simple y sencillamente le dije: ‘si yo tengo que escoger entre poder habilitar fondos para que los estudiantes puedan hacer sus estudios, como las Becas Pell, si yo veo que voy a arriesgar eso por tener baños inclusivos en la Universidad, pues yo siempre voy a velar por el interés del estudiante’. Yo entiendo que hay personas particulares que tienen un interés en promover los baños inclusivos, pero me parece que es una iniciativa que debemos evaluar. De nuevo, si el habilitar estos espacios va a ir en contra de permitir que los estudiantes tengan acceso a fondos para cursar sus estudios, yo siempre voy a preferir que puedan cursar sus estudios.
En el Recinto de Río Piedras en enero se publicó un estudio sobre las necesidades del estudiantado. ¿Qué le dicen esas realidades, sobre todo de estudiantes que indicaron haber experimentado sin hogarismo, debido incluso a la falta de que se rehabiliten las viviendas universitarias? ¿Cómo manejarán ese tipo de necesidades?
Me parece que hay una posible falta de información porque hay muchísimos programas que pueden ayudar a los estudiantes y de hecho en la universidad donde yo estaba antes teníamos una subvención federal que nos permitía financiar alimentación y transportación. Así que hay muchas otras maneras de atender las necesidades de los estudiantes y es posible que la Universidad no haya hecho lo suficiente, por lo que se documenta a través de ese estudio. Así que nuestra nueva Vicepresidencia de Asuntos Estudiantiles tiene un trabajo bien grande que hacer para evaluar esas necesidades y determinar cómo mejor surtir esa necesidad. Mi perspectiva con relación a la presidencia de la institución es que estamos en servicio del estudiante y es un servicio que no solamente es el de educarlos, de vernos a nosotros como que somos el salón de clases donde ellos van a venir a coger clases, no. Esta institución es una institución de comunidad, de formación integral. No por referirme a una figura de una religión específica, pero una figura prominente, el Papa Francisco, que en paz descanse, le decía a un grupo de académicos con el que se reunió que debemos formar estudiantes en el corazón, en la cabeza, y en las manos. Que piensen lo que sienten y lo que hacen, que sientan lo que piensan y lo que hacen, y que hagan lo que sienten y lo que piensan. Tenemos que formar estudiantes de manera integral y atender las necesidades de manera integral también.
Esta historia es posible mediante una colaboración entre el Centro de Periodismo Investigativo y Open Campus.