José Manuel Millán Álvarez creció rodeado de gubias, madera y el sonido inconfundible del tallado artesanal, por lo que aprendió desde niño a sentir pasión por el arte, influenciado principalmente por su abuelo y su padre, ambos dedicados a la talla, especialmente, de esculturas de Santos.
“Desde muy pequeño tuve inclinaciones hacia el dibujo y la pintura, algo que mi padre Luis Millán me inculcó desde niño. Fue él quien realmente inició esta tradición familiar, ya que desde que tengo memoria lo recuerdo tallando, pero luego mi abuelo siguió los pasos de mi padre y mantuvo viva mi curiosidad por aquello que me fascinaba”, relató Millán Álvarez, quien es oriundo de San Germán.
Aunque su abuelo trabajaba con métodos tradicionales y su padre también, Millán Álvarez decidió añadirle a la herencia familiar un toque de modernidad. Esto lo llevó a estudiar otras vertientes, como el diseño gráfico, la edición de video y hasta la animación digital, conocimientos que, según explicó, utiliza para crear modelos antes de esculpir la madera de forma completamente manual.
“Probablemente mi proceso es distinto al de muchos artesanos en Puerto Rico, ya que yo conceptualizo las obras como piezas de arte, no solo como una artesanía. De esta forma, comienzo con una idea o investigación histórica, realizo bocetos físicos y digitales, para luego tallar a mano”, detalló.
Su dedicación y esmero se ven reflejados en las piezas que elabora, las cuales pueden tomar entre uno y tres meses de trabajo continuo. “A pesar de la ayuda de ciertas herramientas eléctricas para cortes iniciales, todo el esculpido y la pintura se realizan de forma artesanal, lo que añade exclusividad a cada obra”, explicó el tallador sangermeño.
Como parte de su trayectoria, Millán Álvarez, relató que uno de los momentos más importantes fue cuando participó en el certamen de talla de San Patricio Plaza, donde logró alcanzar segundo lugar luego de competir con los mejores artesanos de Puerto Rico. “Esa oportunidad, sobre todo, me motivó a seguir adelante, me abrió muchas puertas y me demostró el impacto que puede llegar a tener este arte”, afirmó.
Asimismo, en el 2023 fue seleccionado Joven Artesano del Año, mérito que lo llevó a exhibir algunas de sus piezas en Barranquitas y a recibir un homenaje por su labor y estilo innovador de tallado. Del igual forma, recientemente, su interpretación de San Sebastián, presentada en una exhibición del Museo de los Santos y Arte Nacional (MUSAN), en Santurce acaparó la atención de coleccionistas de arte, lo que impulsó la carrera de Millán Álvarez y le aseguró nuevos encargos hasta el año 2026.
En cuanto a su futuro, el tallador aseguró que aspira a expandir sus horizontes fuera de la Isla. Aunque sus raíces son puertorriqueñas, su madre es española, y uno de sus sueños es llevar su arte a Europa y aprender más sobre la tradición de los imagineros en España.
“Quiero que mis piezas lleguen a otros países. Me visualizo como un artista exitoso no solo en el ámbito religioso, sino también en otras temáticas. Me encantaría pasar un tiempo en España con algunos imagineros y así seguir creciendo profesionalmente”, señaló.
Agradecido por el legado de su abuelo, a quien reconoce como una de sus mayores influencias, Millán Alvarez, enfatizó que cada santo que talla es una pieza única, irrepetible y con profundo significado. “Sé que mi abuelo estaría muy orgulloso y seguramente me daría dos o tres ideas en algún dibujo. Él siempre tuvo esa chispa creativa y estoy seguro de que sigue acompañándome”, comentó.
Con unas 22 tallas concluidas y una fuerte influencia de su formación artística y religiosa, José Manuel Millán Álvarez avanza firme en el mundo de la escultura en madera. Su dedicación, combinada con la búsqueda constante de innovación, lo posiciona como una de las nuevas voces del arte sacro puertorriqueño, demostrando que la herencia cultural puede reinventarse sin perder su esencia.