Por Luis Javier Hernández Ortiz
Puerto Rico cuenta con una población de más de 300,000 personas con diversidad funcional, un grupo que sigue enfrentando grandes retos ante la falta de atención adecuada por parte del gobierno. Como candidato al Senado por acumulación y, más importante aún, como padre de una hija con perlesía cerebral, conozco de primera mano las dificultades que enfrenta esta comunidad. Hoy, mi compromiso más importante es ser su voz en el Senado y llevar propuestas legislativas que transformen su realidad.
La invisibilidad de esta comunidad ante el sistema ha sido un tema constante. Desde largas esperas para recibir terapias, hasta una educación que no está diseñada para atender sus necesidades particulares, la falta de atención pone en desventaja a miles de familias. Es por ello que una de mis principales propuestas es la creación de Escuelas de Inclusión en cada municipio. Estas escuelas estarían diseñadas para que los estudiantes con diversidad funcional reciban todas sus terapias y educación en un mismo lugar, contando con personal especializado que los ayude a maximizar sus capacidades. Este modelo ha demostrado ser exitoso en Villalba, y creo firmemente que puede replicarse en toda la isla.
La falta de oportunidades laborales para las personas con diversidad funcional es otra problemática que debe abordarse. Actualmente, no se garantiza un acceso equitativo al empleo para esta comunidad, lo que limita su independencia y calidad de vida. Mi propuesta en este ámbito es presentar legislación que fortalezca los programas de voluntariado y utilice los fondos del programa WIOA, de manera que tanto el sector público como el privado se involucren en la creación de más oportunidades de empleo para esta población. Nadie debería quedar fuera del mercado laboral debido a su condición.
Un aspecto que angustia a muchas familias es el futuro de sus seres queridos con diversidad funcional cuando ellos ya no estén para cuidarlos. Los padres viven con la incertidumbre de qué sucederá con sus hijos cuando envejezcan o ya no puedan atenderlos. Por eso, mi plan incluye la creación de centros de cuidado especializado, diseñados para garantizar una atención digna a las personas con diversidad funcional en su tercera edad. Estos centros ofrecerán cuidados personalizados, adaptados a las necesidades particulares de esta población.