Guiados por la misión de servir y dejar un legado en la sociedad, un grupo selecto de puertorriqueños que se han convertido en agentes de cambio fueron reconocidos este martes en la vigésima segunda entrega del Premio a la Excelencia del Servicio al Prójimo Sister Isolina Ferré que otorga anualmente la Cámara de Representantes.
Durante el evento, realizado en la Rotonda del Capitolio, seis ciudadanos fueron distinguidos por sus aportaciones en las áreas de salud, educación, deportes, cultura y desarrollo comunitario. Con esta nueva entrega se suman 146 puertorriqueños que han recibido la medalla Sister Isolina Ferré por su ayuda desmedida en las comunidades.
“Hoy reconocemos a un grupo de gente sensible, gente que tiene empatía, que son solidarios y que tienen un gran desprendimiento de poner su ser a nombre de la gente más necesitada, cada cual con el talento que Dios le dio”, expresó el presidente de la Cámara, Rafael Hernández Montañez durante los actos protocolares.
“Lo hacemos en nombre de una gran mujer, una gran puertorriqueña de la Playa de Ponce. Para nosotros es un honor que la Cámara de Representantes pueda destacar juntamente con los Centros Sor Isolina Ferré esta gran gesta de ustedes en las comunidades”, abundó el líder cameral.
Este año, la categoría de desarrollo comunitario contó con dos premiadas: Emilia Negrón Resto y Carmen Amparo Abril San Miguel. Negrón Resto, mejor conocida como “Millie”, es una líder comunitaria que por más de 20 años ha desarrollado proyectos de asistencia, capacitación y acompañamiento espiritual a sus vecinos de la comunidad Palo Seco en Toa Baja.
Es autora del libro “Despierta Águila Dorada”, cuyo propósito es prevenir la depresión y el suicidio. Por su parte, Abril San Miguel es una líder comunitaria y terapista física que por 21 años ha dejado una huella en la población con diversidad funcional y sus familias.
Abril San Miguel es fundadora del Centro de Servicios María de Los Ángeles (CMA) y el Campamento VidAlegre. El CMA cuenta con asistentes universitarios entrenados por un equipo de distintos profesionales para atender a niños y jóvenes -bajo el concepto de “uno a uno”- en los aspectos de movilidad, comunicación, desarrollo social y emocional, así como autocuidado.
Mientras, en la categoría de educación fue premiado Félix Rivera Mariani, un científico puertorriqueño que actualmente reside en el estado de Florida. Su interés por la salud y la educación lo llevaron a fundar la organización “Vistazo a la Ciencia”, una iniciativa que ha tenido un impacto significativo en la prevención de enfermedades en Puerto Rico.
El también mentor ha colaborado en investigaciones sobre los efectos de contaminantes del aire y el COVID-19 en la isla que han sido cruciales para mitigar el impacto de las enfermedades respiratorias en la salud de los puertorriqueños.
En la categoría de prevención fue distinguido Alex “Lex” Tirado Robles, un artista con una labor filantrópica a través de su iniciativa “Amigos de las Meninas de Lex”. El proyecto busca llegar a las familias puertorriqueñas en momentos de retos y duelo al crear el retrato de personas que están ausentes en el plano terrenal.
También pone sus esfuerzos en la prevención del suicidio juvenil mediante programas educativos y de concientización dirigidos a personas en riesgo.
En el área de salud, Michael Rosado Pérez, esposo y padre que fue homenajeado por ser un enérgico portavoz de concientización sobre la epilepsia. Es voluntario de la Sociedad Puertorriqueña de Epilepsia, espacio desde el cual utiliza su testimonio como paciente de esta condición para transformar vidas.
Por años se ha dedicado a romper con el estigma y defender a los pacientes que han sido discriminados o marginados en el área educativa y laboral por razones relacionadas a sus condiciones de salud.
Por último, en el renglón de cultura, la maestra Yulimar Rivera Rivera fue distinguida por su compromiso con la niñez y la juventud en la fomentación de entornos libres de violencia. En 2014 fundó Guarikén, una escuela de teatro para niños en Barranquitas que ofrece clases de canto, baile, yoga, dibujo, estudios supervisados, tutorías, entre otras actividades culturales.
“Ciertamente, ese amor, esa inteligencia que ustedes le han dado a su vida y a aquellos que han ayudado, se distribuye y se riega en todas las comunidades y todas las personas que han tocado desinteresadamente”, puntualizó el presidente de la Junta de Directores de los Centros Sor Isolina Ferré, Luis Alberto Ferré Rangel. “Sor Isolina creía en el ser humano, en la bondad y la capacidad de cada ser humano”.
Este premio es otorgado anualmente por la Cámara de acuerdo con la Ley 7 del 4 de enero de 2002 para reconocer a ciudadanos que sirven desinteresadamente a los más necesitados. Entre los criterios a ser evaluados se encuentran que el candidato sea un modelo de los valores morales, espirituales y sociales que promueven los Centros Sor Isolina Ferré.