Por Krystal A. Zapata López.
Raíces históricas del comercio
La prosperidad del siglo XIX se incrementó debido a la producción y exportación del café, caña de azúcar, melado y ron a Europa y E.E.U.U. —ya destacadas por los historiadores la Dra. Ramonita Vega y el Dr. Antonio Nieves en esta edición. Estos dos grandes mercados agrícolas, trajeron consigo el surgimiento de comerciantes, almacenes y una creciente clase empresarial que cimentó el carácter progresista de la ciudad.
“Antes y después del puerto”
Más allá de los cañaverales y las haciendas cafetaleras, el puerto fue el verdadero impulso económico. Como explica el Dr. Antonio Nieves, “Las líneas iban a Mayagüez, de Mayagüez a Santo Domingo, de Santo Domingo a Haití, de Haití a Cuba, de Cuba a la Florida, de la Florida al lejano oriente”. A todos estos lugares y más, los comercios mayagüezanos y del oeste podían exportar e importar productos. Es por eso, que el Dr. Nieves indica que la historia de nuestro desarrollo comercial se destaca por ser una “antes” y otra “después” del puerto.

Ese carácter internacional convirtió a la ciudad en una capital comercial que rivalizaba con San Juan. Desde su litoral no solo salían productos agrícolas, también entraban ideas, lenguas y culturas que transformaron la identidad mayagüezana.
De la industria al comercio urbano
Según el Dr. Nieves, el progreso económico del siglo XIX dio paso a la industrialización. La entrada económica que trajo el puerto a Mayagüez propició la llegada y formación de talleres, fábricas de chocolate, fábricas de ladrillos, zapaterías y pulperías (pequeños colmados) que poblaron la ciudad, ofreciendo empleos y dinamizando la vida urbana.
Además, la Dra. Vega recuerda que Mayagüez “no era un lugar menor, sino que era un lugar de educación real”, donde se conjugaban modernidad, industria y cultura. El Dr. Nieves, también destacó los nombres de los primeros comerciantes, entre ellos: el médico Luis Odiot, el abogado José A. Redondo, el escribano Pedro Arroyo, los empresarios José Vallester, Pelegrín Vidal, Juan López, y la familia Nadal. Tampoco faltaron mujeres empresarias exitosas que desafiaron los estándares de la época, entre ellas se destacaron: Isabel Traverso, Magdalena Nieves, Ágata Lacourt y María Antonia Parra.
Ya en el siglo XX, el comercio urbano tomó protagonismo. El centro de Mayagüez se llenó de tiendas familiares que se convirtieron en puntos de encuentro social y cultural. Uno de esos comercios es Tiendas La Gloria, fundado en el 1940, y que ha visto a varias generaciones caminar sus pasillos. Su co-propietario, Epifanio Vidal, lo describe como una empresa familiar. “El que fundó la Gloria fue mi abuelo. Luego pasó a manos de mi papá. Y ahora la hemos estado dirigiendo mi hermano y yo”. Aún más especial, es que La Gloria continúa operando en el mismo lugar desde el 1940. Vidal destaca que “desde el comienzo se han dedicado a vender zapatos”, aunque han expandido su mercancía a carteras y otros accesorios. Tiendas La Gloria ha continuado evolucionando y creciendo con Mayagüez. Hoy cuentan con 36 tiendas alrededor de Puerto Rico e incluso tienen su página web www.lagloriapr.com donde venden en línea y hacen envíos. Otro gran comercio que continúa un legado de éxito a través de la historia de mayagüezana es la cadena de supermercados Mr. Special. Don Santos Alonso había dirigido durante años una tienda de comestibles en Nueva York, pero cuando se le presentó la oportunidad, vendió su negocio y se dirigió a la Calle Mendez Vigo de La Sultana del Oeste donde adquirió en 1966 a Mr. Special Discount. Hoy cuenta con 16 tiendas y se distinguen por su administración familiar y puertorriqueña desde hace ya casi 60 años.
Asimismo, el desarrollo comercial se diversificó con la llegada de centros comerciales. Uno de los más destacados es el Mayagüez Mall, inaugurado en 1972 por Joaquin Villamil, quien tuvo la visión de ofrecer una experiencia nueva a los compradores. Eduardo Villamil Sordo, actual CEO, subraya que fue el primero de su clase “en el área oeste con la particularidad de tiendas en interior con pasillos con aire acondicionado”. Así, no solo se redefinió la experiencia de compra para toda la región, sino que Villamil señala con orgullo que se ha convertido en un espacio que ha creado “miles de empleos directos e indirectos que impactan la economía”. También, explica que Mayagüez Mall se ha convertido en un estilo de vida que une a la comunidad de distintas maneras y propicia un espacio para apoyar “causas culturales y comunitarias”.

Por otro lado, han surgido iniciativas educativas como el Instituto Chaviano de Mayagüez en el 1979, hoy conocido como Mayagüez Institute of Technology, y actualmente corriendo bajo la presidencia de José R. Rovira Anadón, CPA. Esta institución se ha dedicado a la formación técnica de cursos como cosmetología, barbería, alta costura, tapicería, y más. Ha sido clave en preparar a jóvenes y adultos para insertarse en sectores de innovación. Hoy, sus estudiantes pueden usar ayudas económicas como la Beca Pell para sus cursos y el instituto cuenta con numerosas acreditaciones otorgadas por Puerto Rico y Estados Unidos.

Educación y motor económico
Es importante mencionar al Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, que ha sido, desde 1911, un pilar económico y social. Sus egresados no solo han nutrido la fuerza laboral del país, sino que también han impulsado empresas, industrias y proyectos que mantienen viva la reputación de Mayagüez como centro de innovación.
Bien lo dijo la Dra. Vega en su discurso reciente en el Museo Casa Grande: “El Colegio no puede ser como cualquier otra institución […] será un observatorio de seguridad pública y de asuntos urbanos donde va a darse un enlace entre la universidad y el municipio, promoviendo proyectos de investigación científica aplicada.”
Retos y futuro: soñar en mayúsculas
El comercio mayagüezano ha tenido que adaptarse a los embates de la globalización, la competencia de cadenas multinacionales y las transformaciones tecnológicas. Sin embargo, Mayagüez mantiene su capacidad de reinvención. El Dr. Nieves anima al municipio a gestionar la reapertura del puerto para abrir paso al turismo, a nuevos comerciantes y nuevos soñadores.