Por Alberto L. Martín Rivera.
Las cooperativas de ahorro y crédito (CAC) en Puerto Rico han demostrado, a lo largo de los años, que no solo son instituciones financieras clave, sino también motores esenciales para el desarrollo económico local y la creación de empleo. A pesar de los desafíos, como las fusiones y cierres de algunas cooperativas, han logrado mantener e incluso aumentar el número de empleados, demostrando su fortaleza y compromiso con las comunidades a las que sirven.
Entre 2013 y 2024 (informe SADIS), el número de cooperativas en Puerto Rico ha disminuido notablemente, pasando de 115 cooperativas en 2013 a 91 en 2024. Este retroceso en el número de cooperativas es un reflejo de las fusiones y cierres que han ocurrido dentro del sector. Sin embargo, lo sorprendente es que, a pesar de este declive, las cooperativas han logrado mantener e incluso incrementar el número de empleados. En 2013, el sector cooperativo empleaba a 3,215 personas; en 2024, el número de empleados ha aumentado a 3,314, lo que representa un crecimiento del 3.08%.
Este dato revela que, aunque algunas cooperativas han cerrado o se han fusionado con otras, el sector ha logrado retener a su fuerza laboral, acomodando a los empleados de manera que no afecte los servicios en los pueblos y comunidades. Las cooperativas han logrado una integración exitosa, no solo preservando empleos, sino asegurando que la calidad de los servicios ofrecidos a los miembros no se vea comprometida. Este modelo de retención y reubicación de empleados es un claro ejemplo de cómo la industria cooperativa prioriza tanto a sus trabajadores como a las comunidades que atiende.
Otro aspecto relevante es el alto porcentaje de mujeres empleadas en el sector cooperativo. En 2024, el 73% de los empleados son mujeres, lo que equivale a 2,414 personas, reflejando el compromiso de las cooperativas con la inclusión y la equidad de género en el ámbito laboral. De los 3,314 empleados, el 27% son hombres. Este enfoque inclusivo no solo mejora la calidad de vida de los trabajadores, sino que también refuerza el papel de las cooperativas como un motor de equidad en el ámbito laboral.
Es importante destacar que, dentro de los empleados, el empleo parcial representa una porción menor, con 81 mujeres (2.44%) y 27 hombres (0.82%) en puestos de jornada parcial.
El sector de las CAC ha experimentado un crecimiento paralelo en sus activos. En 2013, los activos sumaban $8,282 millones de dólares, mientras que para 2024 alcanzan $12,099 millones de dólares, reflejando un aumento sostenido que respalda el crecimiento y la estabilidad del empleo en este sector. Este crecimiento no solo se traduce en más recursos para las cooperativas, sino también en una contribución directa al bienestar económico de las comunidades locales.
Siguiendo el análisis de la Puerto Rico Bankers Association, que identifica un efecto multiplicador de empleo de 4.94 en la banca comercial, si aplicamos este principio a las CAC. Esto implica que, por cada empleo directo generado en una cooperativa, se crean aproximadamente 3.94 empleos adicionales en otros sectores de la economía. De esta manera, los 3,314 empleados directos de las CAC en 2024 generan un estimado de 13,057 empleos indirectos, lo que refuerza la importancia del sector cooperativo en la creación de empleo y en el fortalecimiento de la economía de Puerto Rico.
El papel de las CAC en Puerto Rico va mucho más allá de ser simples instituciones financieras. Estas organizaciones son verdaderos motores de crecimiento económico, contribuyendo a la creación de empleo, la inclusión social y el desarrollo económico local. Con un crecimiento constante en activos y empleo, y un impacto positivo en la economía local a través de los empleos indirectos que generan, las cooperativas siguen demostrando su relevancia en el panorama económico de Puerto Rico.
En un contexto donde la sostenibilidad económica y el bienestar social son fundamentales, las CAC continúan consolidándose como una alternativa empresarial exitosa, promoviendo un modelo económico inclusivo y de desarrollo conjunto, que favorece tanto a trabajadores como a las comunidades de Puerto Rico.