Victoria Rojas junto a con sus productos de “Sofrito Rojas” (Foto:Tanairy Soto Rodríguez)
Por: Tanairy Soto Rodríguez
Los estudiantes del programa vocacional de Horticultura fomentan la agricultura y se reinventan cosechando.
Después de la pandemia del COVID-19, muchos agricultores decidieron impulsar la agricultura, motivando a los jóvenes del programa de horticultura de la Escuela Domingo Aponte Collazo, en el municipio de Lares, a emprender con plantas ornamentales, condimentos, comestibles y artesanías.
Lares, además de ser el “Altar de la Patria”, es conocido como “La capital de la montaña”. Su región agrícola es bastante diversa, se reconoce por el cultivo del café, guineos, y chinas. Desde temprana edad, los estudiantes se relacionan con la agricultura, dado a que en las escuelas se les ofrecen clases de esta índole y al llegar a grados superiores pueden entrar por un programa vocacional como este.
Estos estudiantes, entre las edades de 14 y 19 años, desarrollan sus negocios partiendo de sus pasiones por la agricultura. Es el caso de Victoria Rojas, quien decidió iniciar su negocio, «Sofrito Rojas», gracias a su tía y otros parientes que siempre estuvieron involucrados en la preparación de alimentos.
La estudiante de undécimo grado pertenece al programa vocacional de horticultura y el club de Futuros Agricultores de América (FFA, por sus siglas en inglés), desde hace aproximadamente un año, el cual le ayudó a fundar su proyecto.
Sofrito Rojas consiste en la elaboración y preparación de sofrito orgánico, con productos sembrados y cosechados por ella en una finca familiar. Para la joven, preparar y cultivar sus ingredientes es la mejor manera de ofrecer un producto saludable a sus clientes.
Para Victoria, contar con el apoyo de sus maestros, especialmente la encargada del programa vocacional Adamaris Lamourt, es fundamental para su camino como emprendedora, pues gracias a estas iniciativas y mentoría, Rojas consiguió exponer y vender sus productos en la feria agrícola escolar de la FFA durante varios años consecutivos.
Lamourt explicó que el programa busca impulsar la economía agrícola, mientras enfatiza en otros aspectos de la profesión adicionales a la siembra, cultivo y cosecha. Durante la pandemia, muchos agricultores no podían obtener materias primas, y es ahí donde renace el interés por la agricultura y examinan maneras de reinventarse.
Lamourt también destacó que, en busca de inspiración, muchos agricultores y estudiantes decidieron explorar distintas plataformas digitales. De ahí, optaron por experimentar con plantas ornamentales.
Gracias a esta nueva inspiración comenzaron a tejer flores, confeccionar paletas de flores y abejas, elaborar jabones artesanales e incluso algunos se movieron al método hidropónico de siembra. Todo con intención de impulsar la agricultura, la conservación de las abejas y la protección del medio ambiente.
Entre los estudiantes emprendedores se encontraba Abdiel J. Valentín, quien destacó que «la agricultura es el arte de saber esperar, nos enfrentamos a retos y dificultades, pero a pesar de todo es una terapia y una forma de ganar dinero». Su negocio, que desarrolla junto a su padre, se enfoca en la germinación, siembra, cosecha y distribución de recao en tierra.
Así también, el joven Ramdel Castro, estudiante de duodécimo grado, comentó sobre su negocio agrícola dedicado a la siembra y distribución de lechuga Tropicana y cómo aprendió a invertir sus ganancias en la continuación de su cosecha y la expansión de su proyecto hacia la ganadería con la compra de animales de finca como becerros, caballos, cabras y conejos.
“Inicialmente se enfocan en una sola idea, pero a partir de ahí, después de recopilar información, ellos se estructuran y más adelante generan más ideas”, sostuvo Lamourt.
El programa vocacional brinda a sus estudiantes diferentes herramientas como parte del currículo de horticultura y educación agrícola. Se les ofrecen cursos de administración de empresas, donde abordan temas como el emprendimiento, análisis de mercado, contabilidad y finanzas. Esto tiene el objetivo de encaminar la viabilidad y buen manejo de sus proyectos. Luego, muchos participantes, como Valeria, tienen la oportunidad de promocionar sus productos en la feria agrícola, donde se integra la comunidad escolar y residentes aledaños a la institución educativa.
Esto los beneficia a la hora de elegir sus carreras profesionales, y les traza una posible ruta a recorrer dentro del campo de la agricultura. Programas como estos se alinean a varios de los objetivos de desarrollo sostenible, educación de calidad, acción por el clima, hambre cero y vida de ecosistemas terrestres.