Por Awilda Abreu Exia, MSW
Mi amado Puerto Rico, la Perla del Caribe, Isla del Cordero, Isla del Encanto. Es cuna de tantos patriotas, músicos, desportistas, escritores, reinas de belleza, etc. Nuestra isla se ha destacado siempre en tantas áreas y me entristece escuchar a muchas personas decir que es “La Isla del Espanto”. Uno de los motivos para ese sobrenombre es debido a la alta ola de violencia que nos arropa de un tiempo a esta parte.
El pan nuestro de cada día en los diferentes rotativos del país, en televisión y en redes sociales son las noticias relacionadas con la violencia en sus diferentes modalidades: violencia doméstica, violencia escolar, entre vecinos, en centros comerciales, estacionamientos, en la carretera y otras áreas. Ya no se está seguro/a en ningún lado. Y nos preguntamos ¿Qué nos pasa Puerto Rico? Se han perdido los valores, las relaciones, humanas, la empatía, la buena comunicación. Yo opino que a menudo son situaciones que se pueden resolver a tiempo con una buena comunicación, pero en vez de hablar muchas personas deciden actuar con violencia. Por cualquier motivo sacan un arma y matan. Se ha perdido el respeto a la vida. No piensan en las consecuencias, tanto para ellos, su familia como para la familia de la víctima. Si pensaran en las consecuencias tan nefastas yo creo que lo analizarían antes de actuar violentamente. La violencia genera más dolor y sufrimiento. Jamás va a ser la solución a un problema.
La violencia puede ser física, verbal o sicológica. Ésta no es normal, perso se encuentra tan extendida en nuestra sociedad que se ha normalizado. El origen de la conducta violenta es multifactorial. Algunos teóricos indican que los diversos factores pueden ser biológicos, sociales y culturales. Hay personas que culpan a la familia, al gobierno, entre otros. Muchas familias dicen que el gobierno les ha quitado autoridad al “inmiscuirse” en la forma de criar a sus hijos e hijas. Antes se decía que “una nalgada a tiempo” ayudaba a prevenir que un hijo/a se convirtiera en un delincuente. Este tema es muy amplio y cada persona tiene sus respectivos puntos de vista en cuanto a la disciplina. Lo que sí yo considero es que las familias tienen mucho que ver, pues es ahí donde los niños nacen, crecen, se desarrollan. Las madres y padres (y/o encargados) son los responsables de criar con valores, respeto, entre otras cosas. Podemos observar hoy día que hay muchas familias disfuncionales, con problemas de salud mental, violentas. Los niños crecen viendo violencia y eso aprenden. Pero no debe ser excusa ya que hay familias donde los niños han crecido viendo violencia y ellos/as no siguen ese patrón de conducta.
Es muy importante prevenir la violencia y fomentar una cultura de paz. Es necesario promover valores, tales como: la justicia, solidaridad, respeto, tolerancia, empatía, entre otros. Opino que hay que comenzar en cada hogar, en la escuela, las comunidades. En las escuelas se deben dar cursos sobre Manejo de la ira, Manejo y resolución pacífica de conflictos, enseñar técnicas de mediación y negociación para ayudar a resolver disputas sin recurrir a la violencia. También ofrecer talleres sobre una comunicación efectiva. Recordemos el refrán: “Hablando se entiende la gente”.
Se pueden ofrecer talleres sobre esos temas también para los padres, encargados y demás familiares que estén a cargo de la crianza de los niños. Lo antes mencionado ayudaría a convivir en paz, aprendiendo a aceptar las diferencias y desarrollando la capacidad de escuchar y respetar a los demás. Estoy de acuerdo con muchas personas en que la forma de detener la violencia es la prevención. Esto requiere de un compromiso tanto individual como familiar, social, político, etc. Este tema es muy importante y muy amplio. Estoy segura que cada lector tendrá ideas para prevenir la violencia. Le invito a meditar: ¿Cómo puedo ayudar a prevenir la violencia? Y por supuesto, comenzando siempre desde el hogar.
Como decía la reflexión Los niños aprenden lo que viven:
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a ser agresivos.
Si los niños viven con aceptación y amistad, aprenden a encontrar amor en el mundo…



