Por Patricia Ajeje
Una mujer con voz es, por definición, una mujer fuerte. En el mundo corporativo, la fuerza de una mujer está intrínsecamente ligada a la expresión de su voz. Sin embargo, conquistar ese espacio en el escenario empresarial resulta ser una tarea extraordinariamente desafiante, siendo la presencia femenina en los consejos de administración una pieza esencial en ese complejo rompecabezas.
A nivel global, las mujeres ocupan modestamente el 16,7% de los puestos en los consejos de gestión. En los Estados Unidos, ese número alcanza el 33,3%, señalando avances notables, pero resaltando la necesidad de progreso. En la Unión Europea, regulaciones recientes establecen la meta del 40% de representatividad femenina para 2026, destacando la importancia de un equilibrio de género basado en el mérito.
En América Latina, la participación femenina es desafiante, registrando apenas un 7,4%. En México, solo una de cada diez posiciones en los consejos de administración es ocupada por mujeres, aunque el Instituto Mexicano para la Competitividad destaca que las empresas con al menos un 30% de mujeres en puestos de liderazgo pueden experimentar un aumento de hasta el 15% en la rentabilidad.
En Brasil, donde las mujeres representan solo el 14% en la presidencia del Consejo de Administración, según investigaciones de EY y el Instituto Brasileño de Gobernanza Corporativa, regulaciones recientes de la Comisión de Valores Mobiliarios (CVM) y de la Bolsa de Valores buscan fomentar la inclusión de mujeres y minorías subrepresentadas en dichos órganos. Estas medidas no solo promueven la transparencia y la diversidad, sino que también establecen una respuesta a las demandas de equidad de género e inclusión social.
Esta búsqueda de diversidad de género en los consejos no es solo una respuesta a demandas sociales internas, sino que está intrínsecamente ligada a iniciativas globales de sostenibilidad y ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza). Las empresas que aspiran a fondos internacionales, como el Green Climate Fund, están obligadas a impulsar la inclusión de mujeres en el mercado laboral. Esto destaca que la diversidad no es solo una demanda de la sociedad, sino una expectativa del mercado global.