Hace diez años, en el corazón del noreste de Puerto Rico, nació la Fundación Alma de Bahía con una misión ambiciosa: proteger los recursos naturales, rescatar la vida silvestre y educar a las comunidades sobre la importancia de la sostenibilidad. Una década después, esta organización sin fines de lucro celebra un legado de protección ambiental y social que ha transformado vidas, ecosistemas y perspectivas en la región.
Desde sus comienzos como un programa del Bahía Beach Resort, el único resort en el Caribe reconocido como Santuario Insignia Dorado de Naturaleza por Audubon International, la Fundación ha liderado iniciativas innovadoras en conservación y educación ambiental, inspirando a otros a unirse a esta misión.
«Celebrar el décimo aniversario de la Fundación Alma de Bahía es un momento de inmenso orgullo y gratitud. Este hito representa una década de esfuerzos incansables por proteger el medio ambiente y rescatar vidas, además del impacto positivo y duradero que juntos hemos logrado para Puerto Rico. Estamos profundamente agradecidos con nuestros aliados, voluntarios y comunidades, sin quienes nada de esto sería posible. Este aniversario es un recordatorio del impacto que podemos lograr al unir fuerzas por nuestro entorno natural», expresó Marcela Cañón, directora ejecutiva de la Fundación Alma de Bahía.
El legado de la Fundación se refleja en cifras impresionantes que van más allá de los números, construyendo conexiones significativas entre las personas y su entorno:
- 294 nidos de tortugas marinas protegidos en colaboración con el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, permitiendo la eclosión segura de miles de neonatos.
- Apoyo al Centro de Conservación de Manatíes del Caribe en el rescate y rehabilitación de 12 manatíes, con monitoreo continuo de dos de ellos tras su liberación.
- 85 aves nativas y especies en peligro rescatadas, en esfuerzos conjuntos con biólogos y voluntarios.
- Más de 13,380 estudiantes sensibilizados a través de talleres y charlas en escuelas públicas y privadas.
- 3,520 voluntarios movilizados en actividades ambientales.
- 5,415 voluntarios movilizados en limpiezas de playas, eliminando toneladas de residuos de las costas.
- 6,363 voluntarios apoyando el rescate de animales domésticos y 1,242 mascotas rescatadas a través del Programa de Rescate Sato and Gato, que también celebra su quinto aniversario este año.
Estas cifras reflejan una misión que trasciende los números, generando conexiones profundas entre las personas y su entorno. “Al mirar atrás, nos llena de orgullo la influencia que hemos tenido en la biodiversidad y en la conciencia ambiental de nuestras comunidades. Cada iniciativa representa un paso hacia un futuro más sostenible y armonioso”, añadió Cañón.
Para Rolando Padua, presidente de la Fundación Alma de Bahía por los pasados 7 años; quien también es principal oficial ejecutivo de Bahía Beach Resort y presidente de Paulson Puerto Rico, “Durante los pasados diez años, hemos encaminado a la Fundación para que pueda adaptarse y evolucionar para atender importantes temas de índole ambiental y social en Puerto Rico. Este décimo aniversario es un momento ideal para reflexionar, planificar y redoblar nuestros esfuerzos. Sabemos que el camino hacia la sostenibilidad es un esfuerzo continuo, y estamos comprometidos a liderarlo junto con nuestras comunidades y aliados estratégicos”.
El éxito de la Fundación ha sido posible gracias a alianzas estratégicas con entidades como Fundación Amigos del Yunque y el Centro de Conservación de Manatíes del Caribe. Desde su cooperación con los municipios de Río Grande y Loíza hasta su trabajo con socios como St. Regis Bahía Beach Resort, Paulson Puerto Rico, The Condado Collection, Centro Esperanza, el Servicio Forestal, Long Term Ecological Research, la Universidad de Puerto Rico, 7 Quillas, Hogares Teresa Toda, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Para la Naturaleza y el Estuario de la Bahía de San Juan, la Fundación ha integrado la conservación en la vida cotidiana de las comunidades.
El impacto también se refleja en las comunidades locales. Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta relación es la limpieza anual de playas. En su edición número 16, la campaña “Conviviendo con el océano, protegiendo la tierra” reunió a 350 voluntarios, quienes recolectaron 4,000 libras de desechos de la desembocadura del río Herrera.
La historia de la Fundación Alma de Bahía es una de perseverancia y visión. Desde proteger los hábitats costeros, eliminar especies invasoras como el pino australiano y promover la conectividad de ecosistemas, hasta apoyar la recuperación del bosque bajo en un 60 % de su composición nativa, la Fundación ha demostrado que la conservación es una inversión a largo plazo.
Proyectos como el monitoreo de la cuenca del río Espíritu Santo, clave para la calidad del agua y la sostenibilidad hídrica de la región, subrayan el enfoque científico y estratégico que guía sus esfuerzos. Además, la reciente colaboración con el proyecto Eagle Scout de Benjamín Quintana para renovar el refugio de animales demuestra cómo la Fundación involucra a la comunidad en soluciones tangibles.