Por Arnaldo Gutiérrez.
En la reunión 190 del Encuentro de poetas, en el Museo Casa Grande el pasado 27 de junio, el Ing. Felipe Muñiz leyó su poema recordando cuando acompañaba a su padre desde el barrio Malezas, en el Cerro Las Mesas, al mercado de la plaza de Mayagüez, y mencionó “la influencia francesa”. Ese fue el incentivo para buscar la historia del histórico mercado.
El historiador oficial de Mayagüez, Lcdo. Federico Cedó asegura que “cuando esta plaza se construyó, se catalogó como la mejor de la Isla y de todas las Antillas”. Tal era la belleza del edificio, que varias reputadas compañías de ópera del extranjero hicieron representaciones allí cuando en Mayagüez todavía no había teatros.

Construído según el proyecto del Ing. José de Echeverría, constituyó un destacado ejemplo de la arquitectura en hierro y vidrio del siglo XIX. Su estructura importada desde Francia, sobresalía por su diseño elegante y funcional, que permitía la ventilación y la iluminación natural del espacio, ideal para un mercado. En 1912, una importante restauración del edificio, contribuyó a que no tuviera daños en el terremoto de 1918. En la década de 1960, el ayuntamiento decidió desmontarlo y sus piezas fueron enterradas. Años más tarde, gracias a la iniciativa de historiadores y gestores culturales, las piezas fueron rescatadas.
La plaza actual, es un edificio de dos niveles con diversas facilidades y servicios. Además de su función como mercado, la misma ha sido un espacio central en la vida social y cultural de Mayagüez. Hubo intentos fallidos por bautizar la plaza con el nombre de su dueño y gestor original, Carmelo Bascarán, pero en diciembre de 2006, la plaza fue designada con el nombre de Ernesto Rivera Matos, un placero y sastre que trabajó 59 años en el lugar.
Como la informacion de Internet y de la Inteligencia Artificial suministran datos incompletos, es recomendable que tesis universitarias se ocupen de rescatar la historia de tan importante construcción mayagüezana.