miércoles, noviembre 5, 2025
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“El FOGÓN BORICUA”

Por Ángel Cabán González


Ya en 1943 era candela en las bases. Vivíamos saliendo de Lares pal “Pepino”, ahora la Albizu Campos. La casita de madera tenía fogón de tres rotos y no estufa. Cuando la abuela le metía leña al fuego, la estrillaera de chispas volaban como fuegos artificiales. El gato a las millas de chaflán volaba bajito.


Adolfo López Ferrer, historiador de Negras Ligas, no las de las piernas femeninas sino las del beisbol, alega que en un torneo, 1944, en la Patria de Bolívar, lo bautizaron “El Fogón Boricua”. Debe haber sido por lo tiznao, pimentoso, la candela que daba en las bases y con su bate ni hablar.


El detective historiador deportivo Jorge Colón Delgado, dice que su apodo: “Canena”, era el mismo de su mamá, Adela. Defensor de todas las bases. Un Tiburón flaco de 175 libras y casi seis pies.


“Fue un pelotero de peloteros”, según el escritor Antonio Ramírez Córdova: “adelantado a su tiempo, genial y con un sentido de béisbol único”. El grande, “Jibaro” Olmo, le dijo: “Ese Fogón es el mejor pelotero que he visto en mi vida”. Por eso Clemente y Orlando lo idolatraban, nos dijo Baby Bull Cepeda.


“Canena” pudo haber sido el Jackie Robinson para los Mulos y yankies go home de Manhattan,1949. No llegó, el Zar del monopolio lo mandó pa’ Indio de Cleveland. El pimentoso en ciudad del ‘Tea Party’, abrió las compuertas a los afro borincanos que inundaron el salón de baile de ese Casino exclusivo pa’ los piel blanca. Nuestro héroe debutó en Las Ligas Mayores con los Bravos no de Cidra sino los de Cora, el Boston Braves. No pudo manejar el irracional racismo como el bachatero guante de oro, “Vic” Power.
Luis Ángel fue estrella y dos veces Campeón al bate en las Ligas Negras. El Novato del año es aún Rey, by far, en Liga de la Patria, hoy La 21, en honor al 21 Inmortal el de San Antón, Carolina.


¿Qué más se le puede pedir al Bonachón de la Calle Mercado 113 en Aguadilla, ser blanco de ojos azules?


“Un ser humano humilde, sencillo, más bien tímido y querido por la gente”, nos dijo su vecina, la poetisa Nélida González. Ambos respiraron el salitre de los alisios en la bahía del PARTERRE.


Un Raúl Juliá de la vida, “Canena” Márquez, fue un gran artista en el terreno de juego de polvo, sol y algarabía. Nuestro embajador de la mejor buena que llegó hasta México Lindo y Querido. No dio mucha alegría y salud espiritual a los de su generación. Muchos lo aplaudimos patrióticamente delirantes.

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