Anette Quiñones Miranda MPH, OTL Presidenta Colegio de Profesionales de Terapia Ocupacional de PR
Aunque para muchas personas Halloween representa diversión y entretenimiento, para quienes viven con trastorno de pánico puede convertirse en una experiencia estresante. En este contexto, la terapia ocupacional desempeña un papel clave, ayudando a manejar los síntomas, reducir la ansiedad y facilitar la participación en actividades significativas de manera segura y controlada.
Las celebraciones de Halloween suelen venir acompañadas de elementos y actividades que muchas personas disfrutan: decoraciones oscuras, disfraces aterradores, eventos diseñados para asustar, iluminación tenue o intermitente, efectos sonoros intensos y narraciones de terror, entre otros. Sin embargo, para quienes viven con trastorno de pánico o experimentan ataques de pánico frecuentes, estos estímulos pueden actuar como factores desencadenantes.
El trastorno de pánico es un tipo de trastorno de ansiedad que se caracteriza por episodios súbitos y repetidos de miedo intenso, malestar o sensación de perder el control. Estos episodios suelen ir acompañados de síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, temblores, sensación de ahogo o mareo, e incluso la percepción de estar sufriendo un ataque cardíaco. Se considera que una persona presenta trastorno de pánico cuando estos episodios ocurren con frecuencia o generan un temor persistente a que vuelvan a repetirse.
El trastorno de pánico no pone en peligro la vida del individuo, pero puede afectar su calidad de vida. Si no se trata, puede provocar otros problemas de salud, como depresión y trastorno por uso de sustancias.
La terapia ocupacional tiene un papel relevante en el manejo del trastorno de pánico, ya que ayuda a reducir la frecuencia e intensidad de los ataques y a mejorar la calidad de vida. Su objetivo principal es que la persona mantenga o recupere su participación en actividades significativas, mediante un enfoque centrado en actividades significativas y la reintegración social y laboral.
En esta época del año, coincidiendo con el comienzo del otoño y la celebración de Halloween, la temporada puede resultar retante para muchas personas, especialmente para quienes viven con trastorno de pánico. Algunos estímulos propios de Halloween que pueden agravar este trastorno incluyen:
•Sensaciones de sorpresa o sustos repentinos, como los que pueden producirse en casas embrujadas con payasos o disfraces inesperados.
•Estímulos sensoriales intensos, entre ellos luces intermitentes, ruidos fuertes, ambiente oscuro o con efectos visuales perturbadores.
•Temas que evocan lo sobrenatural, así como imágenes grotescas o contenido que recuerde traumas pasados.
•Expectativas sociales, como asistir a fiestas, exponerse a multitudes, interactuar con desconocidos disfrazados, entre otras.
•Ansiedad anticipatoria, es decir, preocupaciones sobre lo que puede ocurrir (“¿Qué pasa si tengo un ataque de pánico mientras estoy allí?”), lo que puede intensificar la propia predisposición al ataque.
La terapia ocupacional (TO) puede intervenir desde distintos frentes para ayudar a las personas con trastorno de pánico a enfrentar mejor los riesgos asociados a estímulos intensos, como los que se presentan durante Halloween.
Desde la terapia ocupacional, se trabaja de manera integral para apoyar a las personas con trastorno de pánico en su funcionamiento diario y bienestar general. Esto incluye la evaluación de su situación, rutinas, roles e intereses, así como la posible afectación de su salud mental; el establecimiento de rutinas y hábitos que fomenten estabilidad y bienestar; y el desarrollo de habilidades sociales, de comunicación y resolución de conflictos para mejorar las relaciones.
También se promueve la rehabilitación psicosocial, apoyando la participación en la comunidad y actividades sociales, así como la búsqueda de empleo; se fortalece el autocuidado y la autonomía en las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria; y se aplican técnicas de regulación emocional, como la atención plena y actividades creativas, para manejar emociones intensas. Además, se busca mejorar la autoestima mediante la consecución de objetivos y la participación en actividades significativas, y se ofrece apoyo familiar a través de psicoeducación y asesoramiento.
Recomendaciones prácticas para la temporada de Halloween
A continuación, se ofrecen algunas recomendaciones que una persona con trastorno de pánico, o que anticipa que Halloween será complicado, puede aplicar
- Identificar los posibles desencadenantes personales: Haz una lista de lo que te preocupa, como disfraces, luces, sonidos, eventos multitudinarios, entre otros. Reflexiona si alguno te ha causado ansiedad en el pasado. Esto permite anticipar situaciones, prepararte, y tomar decisiones conscientes sobre lo que puedes tolerar.
- Planificar con antelación: Decide con quién asistirás, verifica si habrá salidas anticipadas, establece rutas seguras y estima horarios. Reduce la incertidumbre, que suele alimentar el miedo anticipatorio.
- Exposición gradual: Si lo toleras, acercarte poco a poco a estímulos de Halloween, por ejemplo, observa decoraciones suaves, ve películas de terror ligeras o visitar las casas de amigos con decoraciones. Esto puede ayudar a desensibilizar el miedo y reducir su intensidad al enfrentarlos de manera controlada.
- Control sensorial: Utiliza tapones para los oídos o gafas de sol si hay luces fuertes, elige disfraces que no generen incomodidad física e identifica espacios más tranquilos a los que puedas retirarte si lo necesitas. Estas medidas ayudan a mitigar la sobrecarga sensorial y a reducir los estímulos que pueden disparar la ansiedad.
- Técnicas de regulación emocional “de emergencia”: Practica respiración lenta, relajación muscular progresiva y técnicas de grounding (presta atención a lo que puedes ver, tocar u oler). También puedes llevar contigo objetos que te resulten reconfortantes. Estas estrategias ayudan a manejar un episodio de pánico o ansiedad cuando comienza.
- Crea espacios seguros: En casa, prepara una zona tranquila con luz suave, música relajante y objetos que te calmen (como mantas o aromaterapia), para poder retirarte si la ansiedad aumenta. Estos espacios ofrecen refugio y ayudan a reducir la necesidad de huir inmediatamente o aislarse socialmente.
- Límites claros y autocuidado: Decide qué actividades vas a realizar y cuáles no (por ejemplo, “no voy a casa embrujada” o “asistiré a menos fiestas”). Descansa lo suficiente y cuida tu sueño y alimentación. Estos funcionan como una protección preventiva, ayuda a evitar la sobrecarga y las condiciones que pueden exacerbar la ansiedad.
- Consulta con profesionales de terapia ocupacional o salud mental: Acude a la terapia cognitivo-conductual o la terapia ocupacional, considera el posible uso de medicación si está indicada, sesiones individuales o grupales, y apoyos terapéuticos para reducir la frecuencia e intensidad de los ataques de pánico.
- Uso de estrategias de distracción y regulación sensorial: Lleva contigo elementos que puedan reconfortar, como agua fría, chicle, objetos con texturas agradables. Utiliza técnicas de tacto profundo o temperaturas contrastantes. Estas estrategias pueden ayudar a interrumpir o desviar la atención cuando la ansiedad comienza a elevarse.