miércoles, abril 30, 2025
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Playas accesibles en el oeste: “Pal’ Agua” abre senderos de amor para todos

Por Melany Mercado

Disfrutar de la playa es un derecho natural, pero para muchas personas con diversidad funcional en Puerto Rico, este acceso ha sido históricamente limitado. Con la misión de cambiar esta realidad, la organización sin fines de lucro Pal’ Agua Senderos de Amor lidera una transformación en las costas del oeste, enfocándose en crear playas accesibles que integren a toda la comunidad, sin exclusiones.

Imagen actual: foto tomada de la página oficial de "Pal' Agua"


foto tomada de la página oficial de «Pal’ Agua»

“Pal’ Agua surge de la observación de cómo las personas que no tenemos limitaciones físicas podemos disfrutar de los recursos naturales con facilidad, pero no pensamos que hay personas que, por sus limitaciones, no lo pueden hacer de la misma manera”, expresó Mickey Núñez, fundador del proyecto.


El nombre “Pal’ Agua” proviene de una expresión común entre los puertorriqueños que simboliza ir a bucear, surfear o simplemente disfrutar del mar. Inspirado en esta conexión cultural y espiritual con las playas, Núñez, junto a su esposa, desarrolló el concepto del proyecto hace más de diez años en una servilleta. No fue hasta el 2021, en plena pandemia del COVID-19, cuando la necesidad de acceso se hizo aún más evidente. “Cuando nos encerraron por ley, muchos extrañaron la playa. Ese sentimiento lo viven las personas con diversidad funcional todo el tiempo”, recordó.


De Crash Boat a Jobos


El proyecto inició en Crash Boat, Aguadilla, donde, con el apoyo del alcalde Julio Roldán, se logró instalar los primeros equipos de accesibilidad, incluyendo sillas anfibias y matt de acceso. Posteriormente, la iniciativa se extendió a Jobos en Isabela y la playa Sardinera en Hatillo, con la colaboración de los respectivos alcaldes.


Las sillas anfibias, que permiten a personas con impedimentos físicos desplazarse por la arena y entrar al agua, son gratuitas y soportan hasta 300 libras. Fabricadas con materiales resistentes a la corrosión y diseñadas para flotar, garantizan una experiencia segura y placentera, siempre acompañados de un asistente.


El acceso a la playa se facilita mediante los matt, caminos de material reciclado (principalmente botellas de plástico), que permiten el tránsito de bastones, muletas, sillas de ruedas e incluso el cruce de dos sillas de ruedas a la vez.


“Nuestro lema es que a donde pueda ir una persona sin diversidad funcional, pueda ir también una persona con diversidad funcional”, enfatizó Núñez.


Una misión impulsada por amor y respeto al medioambiente


Pal’ Agua no solo busca accesibilidad, sino también respeto ambiental. “Uno de nuestros postulados es que donde hagamos un proyecto no impactemos el medioambiente”, afirmó el fundador.


Gracias a su diseño sencillo y ecoamigable, la instalación de los proyectos de Pal’ Agua puede realizarse con menos de $12,000, cifra muy por debajo de los presupuestos tradicionales para obras públicas de accesibilidad. “Cuando presentamos el proyecto a Recursos Naturales se sorprendieron de lo fácil, económico y accesible que era ejecutarlo”, comentó.


Retos: fondos limitados y mal uso de los matt


Núñez menciona que el mayor problema que están teniendo en los proyectos existentes es el mal uso de las personas que no se supone que lo ultizen.
“Esto es un acceso. Es llamativo, sí, pero no es para pasar BBQs, neveritas o kayaks”, lamentó Núñez. Entre los daños registrados se encuentran quemaduras causadas por parrillas calientes, lo que obliga a reemplazar equipos costosos que deberían durar entre 8 a 10 años. El financiamiento para reparaciones y mantenimiento es otro desafío constante.


Llamado a los municipios y al gobierno


Actualmente, el equipo de Pal’ Agua, compuesto por voluntarios, surfers y amantes del mar, continúa trabajando para expandir el acceso a más playas en Puerto Rico. Sin embargo, enfrentan barreras burocráticas, como ocurre en San Juan, donde a pesar de tener sillas y equipo disponible desde el año pasado, aún no han recibido autorización para su instalación.


“A los municipios que aún no lo han implementado, les pedimos que se comuniquen con nosotros. Es un proyecto fácil, económico y que garantiza un derecho básico: el acceso a nuestras playas para todos”, concluyó Mickey Núñez.


Porque si las playas son del pueblo, las personas con diversidad funcional también son parte de ese pueblo.

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