Angelica Soto Rios
En Puerto Rico, los adultos mayores de 65 años o más representan alrededor del 24% de la población, y se estima que esta cifra aumente al 35% para el año 2030, según datos del Censo de los Estados Unidos y de la Oficina del Procurador de las Personas de Edad Avanzada. Este panorama genera preocupación entre los profesionales de la salud, ya que el abandono de adultos mayores se ha convertido en una creciente problemática.
“Esto sucede porque la población puertorriqueña está envejeciendo aceleradamente a causa de la migración de jóvenes. Por lo tanto, se estima que el 30% de los adultos mayores viven solos, mientras que un 40% se encuentran en situación de pobreza. Esta realidad es preocupante, ya que se trata de una población vulnerable, y son cientos los que terminan abandonados en sus viviendas, hogares de adultos mayores y hospitales”, destacó el neuropsicólogo, Dr. Walter Rodríguez Irizarry.
El abandono en los adultos mayores ocurre cuando no reciben la atención adecuada, ya sea de manera negligente o intencional por parte de algún familiar o cuidador, resultando en el descuido de sus necesidades básicas y bienestar. Según el Dr. Rodríguez Irizarry, esto se debe a la falta de recursos económicos, sobrecarga de responsabilidades y la ausencia de apoyo emocional y social, factores que generan un impacto negativo en su calidad de vida.
“El impacto en la salud es directo y se manifiesta en múltiples niveles, afectando aspectos como la higiene, desnutrición, usos incorrectos de medicamentos y la aparición de síntomas somáticos. Además, pueden causar problemas emocionales y cognitivos como depresión, demencia y delirio. Estos cambios se evidencian en irritabilidad, ansiedad, temores exagerados, quejas constantes, disminución de actividades, aislamiento y profunda sensación de abandono. La literatura igualmente señala que esta situación representa un factor de riesgo que puede acelerar el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer”, explicó el también Catedrático Asociado del Departamento de Ciencias Sociales del Recinto de San Germán de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
Para abordar esta problemática como colectividad, el neuropsicólogo recomendó fomentar la integración social de los adultos mayores mediante actividades sociales, el fortalecimiento de redes de apoyo y mejorar los servicios comunitarios. Asimismo, destacó la importancia de incorporar la terapia psicológica, sensibilizar a la comunidad a través de programas educativos, diseñar actividades recreativas que favorezcan su participación e implementar estructuras económicas que respalden a esta población.
En adición, el Dr. Rodríguez Irizarry subrayó que el trabajo más importante es la búsqueda de ayuda profesional para organizar y orientar a las familias en cómo afrontar los retos que los adultos mayores presentan. Por lo tanto, las personas que necesiten asistencia pueden comunicarse con la Oficina del Procurador de las Personas de Edad Avanzada a través del (787) 721-6121 o al Departamento de la Familia al (787) 294-4900.
