Por: Manolo Rodríguez
“Se oye al jíbaro llorando, otro más que se marchó
No quería irse pa’ Orlando, pero el corrupto lo echó”
En los pasados días hemos estado sumergidos en la discusión por el lanzamiento del nuevo disco de Benito Antonio Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny. Muchos a favor de las letras y mensajes de sus canciones y otros en contra, aduciendo que es un patriotismo de cartón el que promueve. Mi idea no es entrar en esa pelea pequeña que nada aportará a la discusión en su profundidad. Tampoco me voy a ir a los niveles del dramaturgo Roberto Ramos Perea, porque yo, a diferencia de él, no soy un intelectual ni tengo el conocimiento de esa verborrea que el domina a perfección. Mas bien quiero exaltar el excelente trabajo que Bad Bunny está haciendo de abordar con temas sociales y patrióticos a esa generación a la que nosotros no pudimos llegar, por causa, a mi entender, de la brecha generacional que nos separa en el aspecto social.
Bad Bunny ha podido llegar a esas personas que estaban reacias a inmiscuirse en los temas sociales que nos aquejan. Logró mediante su música, interesarlos en temas, que de otra forma, ellos no se sentirían identificados. Benito ha hecho del Trap, la nueva música de protesta puertorriqueña, nos guste o no. No hay que ser seguidor de su música ni de ese género musical para aceptar que fue mediante ésta, que los jóvenes de la actualidad pudieron enterarse de muchos de los problemas que se viven día a día y que sin saberlo les afectaban directamente. Hace décadas que ningún artista de cualquier medio había logrado calar como él lo ha podido hacer en una generación. René Pérez Joglar, mejor conocido como Residente, abrió el camino con sus canciones de corte social para que Benito pudiera llegar a la juventud de la forma que lo hace.
Ésto, yo sólo lo puedo comparar con ese movimiento que se formó en los 60-70, donde esos grandes cantautores como Antonio Caban Vale “El Topo” (QPD), Roy Brown, Moliendo Vidrio, Haciendo Punto En Otro Son entre muchos otros, le dieron un jamaqueón a la juventud de esa época con sus canciones. Ellos le dieron un rostro y voz a lo que esa generación sentía y pensaba sobre los problemas que estaban viviendo. Los que como yo, fueron adolescentes en los 80, seguimos arrastrando en nuestro ser esa música de protesta. Esa década contó con un intento fallido de ser el nuevo rostro de la música de protesta o social de parte del gran Luis Armando Lozada Cruz, papá del Rap en español Vico-C. Mi generación todavía tenía a esos grandes cantantes de los 70. Además, no vivíamos las problemáticas tan marcadas como las hay ahora. El manto negro que al final nos tapó, todavía se estaba formando, aunque ya muchos estaban previniendo lo que se avecinaba. Esta generación estaba ávida de alguien que les hablara en su idioma. Que fuera atractivo escuchar lo que traía. Bad Bunny logró cautivar ese grupo que se encontraba a la deriva buscando quien les hablara. Roy Brown fue esa persona que a través de la música, hizo que me nteresara en los problemas sociales que aquejaban al país y ahora será Bad Bunny ese detonante para que otros tantos se interesen en la historia, política y problemas de índole social en Puerto Rico.