Los informes en la prensa sobre las recomendaciones iniciales del Comité para la Transformación Energética de Puerto Rico nombrado por la gobernadora son muy preocupantes. Representan, no una propuesta de transformación, sino un paso atrás en nuestra política energética.
En años recientes se lograron algunos avances en términos de política pública sobre energía. Se adoptó legislación (Ley 17-2019) que busca poner fin de la generación a través de la quema de carbón en 2027 y que mandata la transición a 100% energía renovable para 2050 y establece plazos intermedios en 2025 (40%) y 2040 (60%).
Sabemos que las agencias de gobierno no han cumplido con el plazo indicado para 2025. Por otro lado, se ha seguido promoviendo el gas como alegado puente a la energía renovable. Pero el gas es un combustible fósil y la inversión millonaria en nuevas instalaciones de gas tan solo garantiza seguir extendiendo la quema de combustibles fósiles.
Ahora el Comité nombrado por la Gobernadora, en lugar de tratar de atender la crisis energética a la vez que se busca cumplir con transición a la energía renovable, abandona elementos fundamentales de esa transición.
Para empezar, propone eliminar el fin de la quema de carbón en 2027 y lo condiciona a que se le vaya sustituyendo con generación renovable. Por supuesto, la posibilidad de seguir extendiendo la quema de carbón sin límite de tiempo elimina la presión para que se le sustituya con fuentes renovables.
La legislación existente establece plazos para la instalación de fuentes renovables. La quema de carbón y la extensión del uso de gas contradice el cumplimiento de esos objetivos. Por tanto, en lugar de mantener esos plazos, el Comité, propone eliminar los plazos establecidos por ley. Así se podrá seguir extendiendo o incluso ampliando la quema de combustibles fósiles como el gas sin preocupación por esos objetivos intermedios. Nos aseguramos de que los objetivos de generación renovable para 2040 no se cumplan, igual que no se cumplieron los de 2025.
Por supuesto, todavía queda el molestoso objetivo fijado por ley de 100% de energía renovable para 2050. El Comité propone atender ese problema eliminando ese objetivo sustituyéndolo con el concepto de carbón neutral o “cero emisiones netas”, que permita seguir quemando combustibles fósiles después de 2050.
Esto no es nuevo ni un invento del Comité. A partir de 2015, la industria de los combustibles fósiles y muchos gobiernos a su servicio han impulsado cambiar el concepto de cero emisiones con el de “cero emisiones netas”. La idea de cero emisiones netas quiere decir que, en lugar de reducir emisiones, supuestamente se compensan con la creación de depósitos de carbono (bosques, etc.), captura de carbono (en el momento de la emisión) o extracción de carbono que ya está en la atmósfera. El movimiento ecologista global ha indicado el problema con este concepto: las tecnologías tanto de captura como de extracción son experimentales e insuficientes y los depósitos no pueden extenderse más allá de cierto punto.
En fin, el concepto de cero emisiones netas da permiso para seguir emitiendo CO2, bajo la apariencia de que esto podrá compensarse de algún modo. Es una manera de evadir la necesaria reducción acelerada de emisiones.
Cónsono con todo lo dicho, el Comité propone acelerar el proceso de “permisos o autorizaciones y de enmiendas a planes de acción para proyectos energéticos con cualquier “fuente energética”.
Sin duda, la crisis del sistema de energía es uno de los problemas que más preocupa a nuestro pueblo. A la vez, hay que enfrentar la exigencia de transición a la energía renovable, necesaria para atender la crisis climática. Ninguno de los problemas puede postergarse. Existe un peligro muy grande de que la necesidad de atender la crisis del sistema se use como base para aplazar o abandonar las medidas necesarias para atender la necesaria transición a la energía renovable. Y eso es lo que lamentablemente podemos ver en muchas de las recomendaciones iniciales del Comité para la Transformación Energética.
Alertamos al movimiento ambiental para que estudie el informe inicial del Comité, las evalúe críticamente y para que empecemos a tomar acción para detener sus dañinas propuestas.
